Nosotros
los humanos tendemos a vernos como paradigmas entre los seres
considerables a nivel moral. Los humanos, se afirma a menudo, son los
seres moralmente más valiosos (quizá los únicos moralmente
valiosos) de este planeta. Se da por supuesto que los seres "inferiores" deben ser sacrificados en nuestro beneficio. Cuando
la creencia en la preeminencia humana ha sido presionada para que
proporcione una defensa racional, los filósofos han sostenido que
nuestras autónomas y complejas vidas merecen nuestro
estatus especial. Pocos, sin embargo, han argumentado que los humanos incapacitados para una adecuada autonomía puedan ser
sacrificados por el bien de los intereses de los humanos
normales.