jueves, 22 de octubre de 2020

Superioridad, ¿quién es el otro y por qué?

 

Superioridad. Explotación. Injusticia. Violencia. Estas cargadas palabras están en el centro de nuestras vidas. Son temas que me preocupan profundamente. Fue la historia de mi familia la que prendió mis inquietudes y dio forma a mis puntos de vista en torno a estas cuestiones. A la larga, me llevaron a mi pasión y activismo por las víctimas definitivas, los animales nohumanos.
 
A temprana edad aprendí que mi padre, el hombre al que amaba y admiraba por su intelecto, valores morales, firme ética y singularidad, era visto por toda la sociedad como un ser inferior y subhumano. Con menos de 20 años ya había sido sometido a tortura, encarcelamiento y esclavitud severa en campos de trabajos forzados. Toda su familia había sido asesinada. El trauma personal de conocer todo aquello me afectó de manera profunda y perfiló mi visión del mundo. Desde muy joven me di cuenta de la crueldad de que son capaces las personas comunes cuando consideran convenientemente a los demás como "inferiores".
 
Más tarde me percaté de que el sentimiento de superioridad no es sólo una puerta abierta a la crueldad de los humanos, sino también algo muy oportunista. La propaganda nazi utilizó mentiras y estereotipos para demonizar a los judíos como mi padre y retratarlos aún más como infrahumanos. Eso a su vez les sirvió para sembrar y llevar a buen término su agenda. Los nazis y sus colaboradores mataron a dos tercios de los 9 millones de judíos europeos y a millones de otros a quienes etiquetaron como inferiores. Robaron sus propiedades y utilizaron sus cuerpos fuertes y capaces como mano de obra esclava para construir su economía, sus infraestructuras y su maquinaria de guerra. Pero, como dijo David Livingstone Smith, director del Instituto de Ciencias Cognitivas y Psicología Evolutiva de la Universidad de Nueva Inglaterra en su entrevista con NPR, los nazis no eran locos ni monstruos, eran seres humanos comunes y corrientes.
 
Para mí está claro que el trato a los afroamericanos en los Estados Unidos tiene características similares. Los blancos utilizaron embustes y estereotipos para crear y apoyar el mito infundado de la inferioridad negra a fin de aprovecharse de los negros. Se manifestó inicialmente en la esclavitud y durante las leyes Jim Crow, llegando hasta el racismo institucionalizado de hoy en día. Si eres blanco y tus antepasados vivieron en algún lugar de este país durante la esclavitud y/o las leyes Jim Crow, lo más probable es que fueran racistas y, como la mayoría de los blancos, disfrutaran de beneficios logrados a costa de personas negras. Además, como indica Edward Ball en su último libro, se estima que la mitad de todos los estadounidenses blancos tienen en su árbol genealógico algún miembro del Ku Klux Klan.
 
Si hubieses vivido durante la esclavitud y/o los años de las leyes Jim Crow, es probable que hubieras seguido los pasos de tu familia y tus amigos. Los seres humanos están moldeados por normas sociales que orientan sus puntos de vista sobre sí mismos en relación con los demás. La historia nos ha demostrado que nuestro deseo natural es ser parte del rebaño humano, sin importar cuán reprobable sea el comportamiento de ese rebaño. Los seres humanos son capaces de cometer, apoyar o hacer la vista gorda ante injusticias y crímenes atroces, siempre que sea aceptable para la mayoría de la sociedad y los beneficie. Esos días oscuros no han terminado. Basta con pensar en la consideración y el trato que se reserva a los animales nohumanos sintientes.
 
Aunque durante años estuve atendiendo y contemplando todo tipo de cuestiones de justicia social, no acabé de conectar todos los puntos. No acabé de tener una consideración completa hacia los animales nohumanos. Lo cierto es que dejé de consumir pollo y carne siendo relativamente joven porque pensaba que amaba a los animales y... ¿cómo iba a comer la carne de las criaturas que amaba? Pero no pensé en el panorama general del estatus del animal en nuestra sociedad. 
 
Por ejemplo, dejé convenientemente de considerar la extrema crueldad de la industria láctea. Me avergüenza decir que, como mujer y científica, no me molesté en saber que la obtención de leche requiere que las vacas sean embarazadas a la fuerza (violadas) y separadas de sus bebés poco después del parto, año tras año. Los terneros son sacrificados para ser transformados en carne de ternera y las vacas son convertidas en carne picada a la temprana edad de 4 o 5 años, cuando ya no pueden dar más leche ni tenerse en pie. No estaba sola en mi ignorancia. 
 
La conveniencia de pensar que las otras especies son seres inferiores y que, por tanto, pueden ser explotadas y asesinadas por motivos egoístas como el gusto y el entretenimiento, está incrustado en nuestra forma de vida. Tales nociones prejuiciosas, arrogantes y egoístas están arraigadas en nosotros. Irónicamente, incluso aquellos que afirman estar en contra de la injusticia, la violencia y la opresión, que sermonean a otros sobre el racismo y la justicia social, se niegan a ampliar su conciencia y empatía hacia sus propias víctimas, los animales nohumanos. 
 
Lo que debería rompernos el corazón es que los animales son exactamente como nosotros en todos los aspectos relevantes. Piensan, sienten dolor, alegría, amor, miedo y cualquier otra emoción de la que seamos poseedores. Aman a sus bebés y forman amistades que pueden durar toda la vida. Es algo de lo que ya debes tener constancia si es que alguna vez tuviste un perro o conociste alguno. Las vacas, los cerdos y las gallinas no son diferentes. 
 
La mayoría de la gente pasa por alto todo eso y explota la ilusión de su supremacía, de lo que sobreviene una violencia extrema. No hay espacio suficiente en esta publicación para describir las muchas formas en que se manifiesta, pero he aquí un número increíble con el que ilustrarlo: ¡cada año matamos a 74 mil millones de animales terrestres y aproximadamente 90 mil millones de animales marinos en todo el mundo! Una masacre masiva generada por una única especie a través de su consumo de carne, lácteos y huevos. 
 
Me sorprende que, como sociedad, no condenemos la brutalidad contra nuestros semejantes y, lo que es peor, hagamos como si no ocurrese nada. La mayoría de la gente cree que tiene derecho a apoyar la opresión, el encarcelamiento y el fin de la vida de criaturas inocentes para cualquier fin que le apetezca. Consumir su carne, su leche y sus huevos, y vestir su piel, su lana y sus plumas, exige la tortura y el asesinato de seres vivos en edad aún juvenil1,2. Su desgarradora situación pasa desapercibida. La capacidad humana para la negación egoísta es infinita. 
 
Si de verdad somos tan "buenos" y "compasivos", ¿por qué nos cuesta tanto extender nuestra empatía hacia el resto de los seres sintientes? Si somos capaces de reflexionar sobre nosotros mismos, ¿por qué no podemos interiorizar un hecho tan simple como que las vidas de nuestros compañeros terrícolas son igual de importantes y dignas de respeto? ¿Cómo es que nos consideramos la especie más inteligente y, sin embargo, nos resulta tan difícil entender que ningún animal quiere morir para convertirse en tocino, nugget, tortilla, unos zapatos de cuero o un sujeto de investigación en un laboratorio? 
 
Si de verdad nuestras ideas son tan libres, deberíamos poder romper el molde cuando nuestro comportamiento es poco ético, destructivo y dañino para los demás. El hecho de que tu mamá te alimentara con carne hace muchos años (mi madre lo hizo) no significa que tengas que seguir haciéndolo innecesariamente con tus hijos y contigo mismo, sabiendo como sabes la extrema crueldad que implica criar, transportar y matar brutalmente a unos jóvenes animales en contra de su voluntad.
 
Te animo a que veas alguna grabación filmada en un matadero o leas el artículo de LA Times en torno a testigos de la forma en que se transporta a los animales. Apuesto a que ninguno de mis lectores hará clic en los enlaces anteriores. Si comes carne y "piensas" que es ético y normal hacerlo, pregúntate, ¿por qué te cuesta tanto leer y ver cómo se obtiene? 
 
Y aquellos que os negáis a sentir empatía por vuestras víctimas (o como he escuchado decir: "me preocupan más los humanos"), deberíais considerar el hecho de que la ganadería nos está matando a todos. La ciencia nos dice que la industria es (incluidas las granjas "pequeñas", "locales" y "al aire libre") destructiva para el medio ambiente y causante principal de las pandemias, sin mencionar lo dañina que resulta para la salud personal. 
 
Martin Luther King, Jr. dijo que "el arco del universo moral es largo, pero se inclina hacia la justicia". No tengo ninguna duda de que las atrocidades que cometemos contra nuestros compañeros terrícolas serán vistas por las generaciones futuras a través de la misma lente con que contemplamos hoy la esclavitud. Ese ha de ser el buen y correcto discurrir de la historia, y sigue los mismos pasos de aquella minoría que desafió la esclavitud en tiempos en que era la norma en el país. Rompe los grilletes de tu educación y tus tradiciones y mira a tus víctimas como lo que son, seres sintientes y maravillosos deseosos de vivir en esta tierra tanto como tú.
 
Mientras escribo estas líneas, los incendios están devastando enormes áreas de EEUU, un resultado directo del calentamiento global, del que la ganadería es el principal contribuyente. Te lo ruego, supera tu disonancia cognitiva y haz frente a la terrible realidad y las consecuencias destructivas de tus hábitos. Únete a los millones de personas que prosperan gracias a una nutrición basada en plantas. Hay muchas opciones y excelentes sustitutos vegetales para la carne, los lácteos y los huevos, y por favor, contacta conmigo para cualquier consejo que necesites. Es fácil, es sabroso y es lo justo. ¡Hazte vegano! 

«¿Qué sabrán ellos, todos esos eruditos, todos esos filósofos, todos los líderes del mundo, sobre alguien como tú? Se han convencido a ellos mismos de que el hombre, el peor transgresor de todas las especies, es el rey de la creación. Todas las demás criaturas fueron creadas únicamente para proporcionarle alimento y vestido, para ser atormentadas y exterminadas a su antojo. En lo que a ellas se refiere, todos los humanos somos nazis; para los animales, la vida es un eterno Treblinka.»
~ Premio Nobel, Isaac Bashevis Singer ~
 
«Como activista de los derechos civiles, también soy activista de los derechos de los animales. Los animales y los humanos sufren y mueren por igual. La violencia causa el mismo dolor, el mismo derramamiento de sangre, el mismo hedor a muerte, el mismo asesinato arrogante, cruel y vicioso. No deberíamos ser parte de eso.»
~ Dick Gregory, activista por los derechos civiles ~ 
 
Zahava Katz-Perlish, 15 de septiembre de 2020.
 
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Traducción: Igor Sanz

 

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