La supuesta conexión o el supuesto
«VÍNCULO»1 entre la violencia humana y la animal es
probablemente el más destacado alegato de los entusiastas modernos
del enfoque penitenciario del derecho animal. La teoría del vínculo
se apoya en la idea de que la violencia engendra violencia y que la
violencia contra los animales es un predictor efectivo de la
violencia contra los humanos. El movimiento se basa en esta hipótesis
para apoyar la afirmación de que un castigo severo protegerá a los
seres humanos. Como explicó un activistas por los animales en su
testimonio legislativo a favor de una ley de delitos graves de
crueldad, «los estudios científicos han demostrado que existe un
vínculo entre la crueldad hacia los animales» y un posterior
comportamiento violento contra los seres humanos: «la siguiente
agresión suele dirigirse a los niños, al cónyuge o a otro ser
humano inocente»2. Al apelar al deseo del público de
estar a salvo de la violencia, el vínculo sirve como el gran
baluarte del enfoque penitenciario y, por ende, como un gran
obstáculo para los reformistas que pretenden ir más allá de las
rejas.