lunes, 9 de marzo de 2015

La violencia de lo cotidiano


Detente un momento a pensar en lo que haces a diario. Cosas aparentemente inofensivas, que no implican ningún tipo de conflicto, ni mucho menos violencia, al menos directa.

Te levantas, te duchas, te haces un café con leche, desnatada tal vez, un bocadillo de jamón y queso, una pasta. Vas a trabajar, tienes tus propios problemas o quizás, como yo, no tengas trabajo en este momento. Llega la hora de comer y sacas una pechuga de pollo, un bistec, pescado y lo acompañas de la guarnición que elijas. Inofensivo, inocente. No hay nada de malo en ello porque eres buena persona y eso no se cuestiona.

Seguramente estás concienciado con el maltrato y con la crueldad que se ejerce sobre los demás animales. Pensarás en qué tipo de desalmado puede golpear a un perro hasta matarlo, creerás firmemente que un torero es un asesino, y que los chinos son unos sádicos por incluir a los gatos en su gastronomía. Jamás visitarás un zoológico porque no comulgas con el sufrimiento de esos animales que viven encarcelados sin ser criminales. Apoyarás campañas antitaurinas, a favor de los delfines, nunca comprarías un perro...

Porque eres consciente del horror que significa todo eso. Y no estás de acuerdo en el maltrato. Nunca matarías con tus propias manos, pero pagas para que otro lo haga porque no quieres ver directamente ese tormento, aunque sabes que existe.

El hecho es que la mayoría de la población está en contra del maltrato. Sin embargo muy poca gente se detiene a pensar en la causa de ese maltrato, que no es más que una consecuencia.

¿Por qué los demás animales son víctimas de maltrato y vejaciones? Por el especismo. La causa, la raíz de todas esas cantidades ingentes de sufrimiento, maltrato y crueldad a la que se somete a los demás animales es el especismo. Los demás animales son utilizados como propiedades y recursos. Se compran, se venden, se regalan, se utilizan para todo y se exterminan. Porque no están en nuestra esfera de respeto ni de consideración moral. Sentimos pena por ellos, compasión si cabe, nos enternecen, podemos sentir hasta empatía. Pero el respeto es otra cosa.

Nuestra sociedad ha edificado todo el sistema basándose en su esclavitud y explotación, los usamos para comer, para divertirnos, para vestirnos, para sacar derivados, etc. Toda nuestra principal industria se nutre de ellos, se ha automatizado para que sea mucho más eficaz el trabajo en mataderos, piscifactorías, granjas de cría tanto intensiva como ecológica, granjas avícolas, lecheras, etc. Hemos llevado la explotación al nivel de las fábricas, para sacar el máximo provecho y rendimiento en el menor tiempo posible para satisfacer la demanda.

Y todo se reduce a lo mismo: Especismo.

Es tanta la discriminación que nos preocupamos de minimizar el sufrimiento en lugar de erradicar la causa principal. Queremos leyes que castiguen y encarcelen a los maltratadores, queremos que se prohíba hacer sufrir a los demás animales, pero no nos cuestionamos que los demás animales no sólo tienen derecho a no ser maltratados o torturados, sino que tienen derecho a vivir sus vidas y a no estar en esa situación de desventaja moral.

No puedo dejar de pedirte que lo pienses por un instante. Porque lo que el ser humano está cometiendo es la mayor injusticia de la historia.

No hay ninguna manera de justificar un muro especista entre humanos y nohumanos, ya que somos animales entre animales. El ser humano es sólo una especie más.

El especismo oprime a los demás animales apoyándose en la diferencia de especies, igual que el racismo ha discriminado y esclavizado a otros seres humanos por pertenecer a una etnia distinta o el sexismo opera oprimiendo a las mujeres por el hecho de no ser hombres. Los argumentos en contra la discriminación especista deberían ser perfectamente aceptados y entendidos por la mayoría si se equiparan al racismo o al sexismo.

No podemos limitarnos a poner el grito en el cielo cada vez que veamos maltrato, debemos reflexionar e ir a la raíz. Porque ser radical en ciertos ámbitos no tiene que llevar una connotación negativa, debemos ser extremistas ante temas que no permiten relativismos, por ejemplo: la pedofilia, la violación sexual, el asesinato, la violencia de género.

Y ante el especismo que surge desde un profundo antropocentrismo tan arraigado hace siglos, que nos sitúa en una falsa superioridad moral, no debemos transigir. Podemos ofrecer información veraz y objetiva para ir sembrando la semilla de lo que será un mundo mejor para todos los animales, humanos y nohumanos.

Lorena Padilla, 2015.

3 comentarios:

  1. totalmente de acuerdo es mas se invisibilizo todo todo alarido es entre sordos toda sangre entre ciegos toda etica en muertos por el sistema bancancoclerical......es mas no hay posibilidad de trascender al asesinato sin darnos cta de que es imposible hacerlo...solo cdo te des cta que es solo un sueño que jamas habra salida...solo cdo no te quede un grano de esperanza.....por el fin de los tiempos...solo ahi se rompera la logica del sistema y se abrira una pequeña ventana por donde entrar la luz......En la medida que le di un tinte algo poetico en la misma medida lo hize erroneo sobre todo cdo hablo de la luz ya que prefiero la oscuridad.....en la ventana.....Querida autora el solo hecho de que pienses el solo hecho de que muevas un dedo es a costa de muerte de inocentes...por lo que pregenio que todo es mil veces peor a lo que tu imaginas....abrazo profundo ....a todos los veganos.pero sabiendo que ni siquiera es el primer paso hacia la liberacion de la vida..porque toda vida es muerte y toda vida es la mayor enemiga de la vida.

    ResponderEliminar
  2. El texto es correcto pero queda manchado por la falsa la analogia con la pedofilia. La pedofilia es la atracción sexual-emocional a los niños, no un acto. Por tanto no puede ser ni correcto ni incorrecto. Ni moral o inmoral. Lo correcto o lo incorrecto son los actos, no las atracciones ni la condición sexo-afectiva de las personas.

    Si se habla de abuso sexual de niños úsese "abuso sexual de niños" no pedofilia, igual que se dice violación y agresión sexual y no heterosexualidad u homosexualidad.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buenas, Erel.

      Es probable en efecto que la autora equivocase el término y empleara “pedofilia” donde quiso decir “pederastia”. De todos modos, se ha de reconocer que es habitual que ambos términos se usen de manera indistinta, así que no me parece un error particularmente grave. Es interesante en cualquier caso tu apreciación.

      Un saludo.

      Eliminar

Toda opinión será bienvenida siempre que se ajuste a las normas básicas del blog. Los comentarios serán sin embargo sometido a un filtro de moderación previo a su publicación con efecto de contener las actitudes poco cívicas. Gracias por su paciencia y comprensión.