sábado, 17 de septiembre de 2016

La importancia de un vegano


No son infrecuentes las personas no-veganas que encuentran en su posible adopción del veganismo un cambio esteril frente a la basta dimensión del antropocentrismo. Es una preocupación real, una manifestación honesta de las raíces de su desmotivación. Se trata no obstante de una perspectiva equivocada, y en las siguientes líneas esbozaré algunas razones del porqué.

En primer lugar, es completamente incierto que una única persona vegana no suponga ningún cambio material, y lo es incluso a la luz del más superficial de los análisis. Un nuevo vegano representa una persona menos demandando explotación animal, y una persona menos demandando explotación animal supone por defecto menos cantidad de explotación, esto es, menos individuos explotados.

No se explota al mismo número de animales para siete personas que para siete mil millones. Los ratios intermedios son más difusos, pero eso no los hace menos reales. Nadie podrá negar que si los veganos dejaran de serlo entonces la explotación animal aumentaría, de manera que nadie puede negar tampoco que los veganos están oponiendo un freno auténtico a su desarrollo. La fuerza de todos los veganos es la fuerza de cada vegano, de igual forma que toda la esclavitud animal es el resultado de cada demanda particular. El todo es aquí la suma de las partes, y cada uno somos responsables de la nuestra. Se trata de una ecuación tan sencilla como irrefutable. Sencilla, pero no banal.

Cierto es que a simple vista ese "pequeño" cambio puede pasar inadvertido; pero que un efecto sea inapreciable no disuelve su existencia. Hablamos quizá de lo que en forma análoga sería  extraer un grano de arena de toda la vastedad de algún desierto; pero cuando los "granos" representan seres sintientes (personas) la diferencia cobra una relevancia superlativa. Podría servirme aquí del dato que apunta a que cada vegano evita la explotación y la muerte de unos 95 animales de media anual, pero a mí esa clase de datos me resultan fríos y superficiales. Como dijera Albert Camus: «Cien millones de cadáveres, sembrados a través de la historia, no son más que humo en la imaginación». Aunque hablásemos de un único animal sin explotar, el resultado ya debería sernos suficiente. Imaginemos siendo ese individuo —o adoptemos en él la imagen de algún ser querido— y preguntémonos entonces si el esfuerzo vale o no la pena.

En segundo lugar, cada nuevo vegano es un activista en potencia. Cada nuevo vegano está mostrando al mundo aunque sólo sea a través de su propia actitud, a través de su propio ejemplo cotidiano que existe una alternativa fácil y viable a la violencia ejercida a diario contra el resto de los animales.

Cada vegano está al menos informando al mundo de que existe el veganismo, de que existe la opción de decir "no" a la explotación animal; y eso, en el estado actual de la cosas, representa un adelanto enorme. Puede que esto no surta efectos masivos e inmediatos; puede que muchos opten por ignorarnos; e incluso puede que no falten tampoco quienes traten de hacernos la vida imposible por nuestra decisión. Pero habrá de seguro muchos otros en quienes nuestra actitud y condición tendrán un calado positivo. De hecho, hay datos que apuntan a que el ejemplo personal representa la herramienta de persuasión más poderosa.

Los estudios psicológicos señalan que entre un 20 y un 30 por ciento de la población está integrada por personas inclinadas a sentir una aversión innata hacia lo abyecto. Es un porcentaje suficientemente alto como para dar por cierto que al cabo de nuestra vida nos toparemos con gente de esta índole en muy diversas ocasiones; personas sobre quienes nuestro veganismo y las razones que tenemos para seguirlo no pasarán desapercibidas, a menudo sin nuestra advertencia.

Un nuevo vegano es, por tanto, una fuente potencial de nuevos veganos, y estos nuevos veganos son, a su vez, precursores potenciales de otros nuevos. El pequeño cambio que mencionaba antes repetido infinidad de veces. Pasamos del mero grano de arena al puñado, y subiendo. Además, esta clase de crecimientos no son lineales, sino exponenciales, en consonancia con el modelo de autocatálisis sociológico introducido y desarrollado por hombres como E. O. Wilson y Niklas Luhmann. Si cada vegano consiguiera concienciar a una persona al año, por ejemplo, el proceso no respondería a un patrón de crecimiento de 1+1+1..., sino de 1+2+4... Es el efecto "bola de nieve".

Por otro lado, cabe recordar que un aumento en la demanda de productos veganos incentiva la oferta de estos productos, y que una mayor oferta de productos y servicios veganos aumenta a su vez la predisposición al veganismo. Cuantos más veganos hay, más fácil y accesible se convierte la práctica del veganismo; y cuanto más fácil y accesible se vuelve la práctica del veganismo, más abierta se torna la gente a su atención.

Lo comentado hasta ahora responde a un puro análisis pragmático. Es algo que debe tenerse en consideración, y como espero haber podido demostrar, un único vegano supone una importancia efectiva mucho más relevante de lo que se cree a simple vista. Ahora bien, el otro aspecto a tener en cuenta —el más importante de todos— es el ético. Tanto si nuestro veganismo implica algún cambio en el problema de los nohumanos como si no, supondrá al menos que nosotros sí estaremos conduciéndonos por la senda de lo justo. Ésta, por sí sola, debería ser una motivación más que sobrada.

La trascendencia de lo que acabo de decir quizá se aprecie con mayor claridad si mostramos la situación bajo el foco de otras causas y protagonistas. Imaginemos de viaje en algún país como Nigeria, por ejemplo, y que una vez allí nos invitasen a participar en la lapidación de una mujer condenada por "delito" de adulterio. Pues bien, ¿accederíamos por el hecho de saber que nuestro rechazo no cambiará el destino de la pobre desdichada? O figurémonemos de visita en Yemen o Somalia y que alguien nos animase a concursar en la ablación del clítoris de algunas niñas. ¿Aceptaríamos la invitación bajo la premisa de que no hacerlo no alterará las leyes y tradiciones del país?

Es única y exclusivamente nuestra conciencia moral la que nos impediría participar en aberraciones de este corte, no los datos estadístico o los efectos estratégicos. ¿Por qué habría de ser diferente la situación con los nohumanos? La única diferencia que guarda el problema del especismo en relación con estos casos análogos es su familiaridad y cercanía, pero la familiaridad y la cercanía en todo caso deberían sernos un aliciente mayor para la determinación, pues sugieren que no somos simples concurretes invitados, sino una parte muy activa del problema.

Como he dicho al principio, sé que hay muchos de entre quienes formulan el planteamiento con que arranca el texto que lo hacen con absoluta honestidad, y es a ellos a quienes han ido dirigidas estas líneas. Si os preocupan de verdad los animales nohumanos, por favor, dejad de ser participes de su abuso cotidiano. Que el mundo sea un infierno para algunos no justifica que avivemos más sus llamas.
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EL LANZADOR DE ESTRELLAS

Cierto día, caminando por la playa, reparé en un chico que se agachaba a cada momento, recogía algo de la arena y lo lanzaba al mar. Hacía lo mismo una y otra vez.

Tan pronto como me aproximé, me di cuenta de que lo que el chico cogía eran estrellas de mar que las olas depositaban en la arena, y una a una las arrojaba de nuevo al agua. Intrigado, le pregunté sobre lo que estaba haciendo, a lo cual el chico respondió:

—Estoy lanzando las estrellas marinas nuevamente al océano. Como ves, la marea está baja y se han quedado en la orilla. Si no las arrojo de nuevo al mar, morirán aquí.

—Entiendo —le dije— pero debe de haber miles de estrellas de mar sobre la playa. No puedes lanzarlas todas, son demasiadas. Y quizás no te des cuenta de que esto sucede probablemente en cientos de playas a lo largo de la costa… ¿No te parece que esto no tiene sentido?

El chico sonrió, se inclinó, cogió una estrella y, mientras la lanzaba de vuelta al mar, me respondió:

—¡Para ésta sí lo tuvo!

Loren Eiseley, 1978
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2 comentarios:

  1. La exposición del tema me parece muy acertada. Yo no he tomado la decisión de evitar la expltación animal en mi vida por imitar la conducta de nadie, no he basado mi decisión en´números o estudios, ni he pensado en si mi acción supondrá un cambio significativo en el montante de la medición de dicho supuesto cambio. He tomado la decisión sólamente por ética, por ser coherente con lo qe pienso, con lo que siento y en consecuencia, con lo que hago. Y no creo que sea para nada difícil encontrar productos libres de explotación animal. Todo lo que necesito lo encuentoro en la frutería, en la granería, en el comercio de toda la vida. Otra cosa es querer seguir sintiendo los sabores que proporciona la carne animal en productos vegetales. Si realmente quiero ser coherente con la filosofía vegana, prescindiré de cualquier cosa, incluso el sabor en la boca, que me recuerde la explotación animal. Yo abogo por alimentarme, vestirme y calzarme sin necesidad de inmitaciones burdas a la carne o al cuero, aunque comprendo que se haga no lo secundo.

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    1. Hola Begoña, me congratula que la gente tome decisiones solamente por una cuestión de ética, por un tema de conciencia personal. Lamentablemente es algo muy minusvalorado en la sociedad occidental actual.
      Pero por otra parte no estoy de acuerdo en de la filosofía vegana se conlleve prescindir de todo aquello que me recuerde la explotación animal. El veganismo simplemente conlleva prescindir de aquello que implique explotación animal, en la medida que nos sea posible. Entre otras cosas, los recuerdos son subjetivos y a veces incluso incontrolables. Te pongo un par de ejemplos.El otro día hicimos unos calabacines en vinagre. Al comerlos me recordaron mucho a los boquerones o anchoas en vinagre... ¿debía en ese momento dejar de comerlos? Otro ejemplo. Solamente tengo un par de cinturones, por supuesto no son de cuero, ni me los compré pensando en que parecieran de cuero, simplemente me gustan, pero vaya, resulta que si los miro parecen de cuero, me recuerdan al cuero. ¿Tengo que optar por otro diseño que me guste menos para ser coherente? No me parece que sea así.
      Ojo, entiendo tu postura personal y me parece lícita, pero insisto, no creo que se pueda decir que es más o menos coherente con el veganismo. Personalmente me parece que hacer campañas o criticar que la gente consuma "imitaciones" no favorece en nada el que haya cada vez más veganos, no da el mensaje de que ser vegano es fácil, más bien todo lo contrario.
      Un saludo

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