Los animales no humanos utilizados en
las películas y la televisión, como la perra collie Lasie o el
cerdito Babe, fueron "simpáticos y felices" en la
pantalla, pero ese destino no se reflejó en la realidad. En el caso
de Babe, se necesitaron 48 cerditos para realizar el largometraje,
porque los engordaban tan rápidamente que muy pronto ya no quedaban
en condiciones de satisfacer las exigencias de su papel (y por
supuesto, tras ser usados como "obligados" actores no se
les enviaba a una guardería, sino al matadero).
Chatrán, el gato de la famosa
película, en realidad fue el resultado de haber empleado 65 gatos
similares que iban muriendo durante el rodaje.
Flipper, el famoso delfín de la serie
televisiva, era en realidad una hembra, que murió de agotamiento en
los brazos de su "entrenador", Richard O'Barry, quien desde
ese día se dedicó a defender la causa de estos individuos, que
reveló que la única manera de trabajar con un delfín es hacerle
pasar hambre: de ese modo se vuelve dócil y cumple las órdenes que
se le piden. Pero un día, Flipper decidió ejercer la única
libertad que podía tomarse, decidió no comer más, y simplemente se
dejó morir de hambre.
No hemos de olvidarnos de los muchos
otros actores involuntarios que a lo largo de este último siglo han
sido usados como comparsas de las series, anuncios o películas
(caballos, perros, osos, chimpancés, elefantes, ratones...) a los
que "aparentemente" no se les causaba ningún perjuicio
pero que realmente eran individuos privados de libertad y obligados a
hacer determinadas cosas para beneficio humano (nada alejado en ese
aspecto de los circos que, aún hoy día, utilizan animales no
humanos en sus espectáculos). Los "semovientes", como se
les llama en esta industria, no son considerados con mayor categoría
que el resto del atrezo o utensilios que se utilizan.
Alba García Bernal, 2011.
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