La
ciencia se basa en hechos: son su materia prima, y sin hechos
observables o experimentables, el método científico no puede
funcionar. Su método consiste en recopilar hechos, clasificarlos y
deducir hipótesis que puedan luego ser confirmadas o rechazadas mediante
pruebas experimentales. Si no hay hechos corroborados sobre los que
trabajar, no puede haber ciencia. La ciencia no entra en el terreno
de la moral o la ética de la actividad humana, y si bien puede
decirnos qué hacer en términos prácticos, nada podrá decirnos
nunca acerca de los principios morales o éticos. En particular, la
ciencia no tiene nada que decir en cuanto a si es o no moralmente
aceptable criar animales para sacrificarlos, comerse sus cadáveres o
explotar sus funciones sexuales para obtener productos lácteos. La
ciencia también guarda silencio en cuanto a cuestiones estéticas,
por la misma ausencia de aquellos hechos confirmados con los que
opera. Lo desagradable del matadero, la agonía del animal atrapado
en una trampa, el hedor de la carnicería y la añoranza de la vaca
lechera por su ternero perdido se escapan de la red científica. La
ciencia no se ocupa de estas cosas ni pretende hacerlo. La ciencia
nunca ha sugerido nada sobre lo que es bello u horrible, o sobre lo
que está bien o está mal; es sólo un instrumento técnico que nos
proporciona conocimiento y control sobre el entorno.
Sin
embargo, tanto el vegetarianismo como el veganismo están íntimamente
conectados con los principios morales y estéticos, buscando guiar a
la humanidad en su desarrollo espiritual en la esfera de los valores.
Tienen contacto con la ciencia sólo en un aspecto, en la cuestión
de si las dietas son adecuadas en cuanto a todas esas calorías,
vitaminas, proteínas, aminoácidos y minerales que la ciencia ha
considerado imprescindibles. La ciencia ha confirmado la
autosuficiencia de las dietas vegetarianas y veganas, así como el
hecho de que los veganos prosperan con éxito y sin perder un ápice de
su energía física. El veganismo no desafía en absoluto a la
ciencia, por lo que no debería haber fricción alguna. Lo que el
vegano descubre como bueno y bello está en armonía con la verdad
científica.
Bien
podría ser ese el final de este artículo, pero es necesaria una
advertencia para que el movimiento vegano evite los ridículos y
contratiempos que ha sufrido el movimiento vegetariano. Hay personas
dentro del movimiento vegetariano, y las habrá sin duda también en
el movimiento vegano, que se oponen al pensamiento científico y
buscan el confrontamiento con la ciencia, intentando desacreditarla
y, en consecuencia, poniendo en evidencia a su propio movimiento en el
camino. Por ejemplo, hay revistas, tanto nacionales como extranjeras,
que apoyan nominalmente el vegetarianismo y el pensamiento
progresista, ¡pero que al mismo tiempo abrazan la astrología y los
horóscopos! Si tales artículos representaran sólo un desperdicio
de papel, la cuestión no sería tan grave, pero, por desgracia, le
hacen un daño inconmensurable a la causa, transmitiendo la impresión
de que el vegetarianismo es también un culto necio carente de
fundamento racional. El veganismo debe evitar este tipo de tonterías
y trivialidades, o de lo contrario espantará para siempre al
reformista de mentalidad intelectual. Y existen también otras aguas
estancadas fuera de la corriente principal del progreso hacia las
cuales el barco vegano puede desviarse con facilidad si se guía por
la navegación anticientífica. En el mundo vegetariano son
habituales la teorías dietéticas extravagantes, muchas de las
cuales son el resultado de los dictados de autoproclamados expertos
en nutrición con muy poco respeto por los hechos. El veganismo debe
poner cuidado de no verse atrapado por alguno de estos cultos, ya que
eso significaría el fin del veganismo como fuerza vital y
progresista. Así, el conflicto con la ciencia, a través de la
adopción de supercherías o teorías anticientíficas, debe evitarse
en caso de que el veganismo logre los niveles de desarrollo
alcanzados por el movimiento vegetariano.
También
habrá quienes deseen impregnar al veganismo de filosofías
esotéricas. Todos mantenemos algún tipo de filosofía de vida, y en
cualquier grupo organizado de personas que adopten una dieta basada
en preceptos morales o estéticos habrá siempre una tendencia por
cultivar alguna doctrina que se ajuste y justifique su práctica. Si
bien es cierto que las personas pueden verse necesitadas de esa
ayuda, no sería prudente que el movimiento vegano desarrollase este
aspecto de su actividad. Este no es un siglo adecuado para convencer
a las masas apelando a filosofías o dogmas religiosos. Mantengamos
el veganismo como una práctica
basada en la ética, la estética, la humanidad, la salud, la
economía y la ciencia. Pongámonos de acuerdo en esto y en nada más.
Por
último, hay quienes intentan inventar nuevas teorías científicas
para sí mismos y para el movimiento; una actitud muy loable, pero
rara vez culminada con éxito, salvo por las gentes de mayor talento.
Algunos veganos están utilizando el concepto de "vibraciones
animales" para dar explicación a ciertas cosas. El científico
tiene muy claro lo que significa una "vibración". Puede
detectarla mediante un instrumento físico, medir su frecuencia,
velocidad y amplitud. Pero las "vibraciones animales" le
resultan una incógnita: tal cosa podría
existir, pero aún no ha sido descubierta. Así que los veganos
harían bien en evitar el término. Por otro lado, no existe aún
certeza de que la leche provoque cáncer. Está muy bien recopilar
evidencias al respecto, pero no sostener la teoría como un hecho.
El mejor amigo del vegano es el
químico. A un paso como estamos de la recuperación económica, este
amigo nuestro confía en la posibilidad de inundar el mercado con
plásticos sintéticos que permitan reemplazar el cuero, las pieles,
las cerdas, la seda, los huesos y el marfil. Este es el camino, y mal
cumplido sería para el científico que el vegano aceptara con gusto sus bienes
al tiempo que adopta creencias anticientíficas, dogmas
ingenuos o perspectivas supersticiosas. El veganismo tiene mucho que
ganar con una actitud científica sincera y mucho que perder con un
enfoque anticientífico. ¿Queremos que el veganismo se convierta en
otro culto u otra secta vegetariana, o queremos que sea la principal
fuerza impulsora de un movimiento progresista universal? Por el
momento, el control del veganismo y la dirección de "The Vegan"
están en buenas manos. Será necesario que siga estándolo a fin de
que el veganismo sea un factor de influencia importante en nuestra vida
nacional.
W. S. James, 1948.
________________________________________
Texto original: Veganism and science - and a warning
Traducción: Igor Sanz
Texto original: Veganism and science - and a warning
Hola Igor, que buen artículo, claro u directo al punto. Aunque haya sido escrito hace más de 70 años años, está cargado de actualidad.
ResponderEliminarGracias por traducir y poner a disposición estos materiales.
Saludos.