Nuestro
uso de los animales nohumanos es fundamentalmente un asunto de
justicia social. Hace mucho que se ha demostrado que los animales
nohumanos son seres sintientes con capacidad de emoción, sensación
y, en diversos grados, conciencia. El estado de propiedad de los
seres sintientes garantiza que no tendrán justicia y que sus
intereses siempre quedarán al final del todo. El veganismo —la
ética de acabar con el uso de los animales en todas sus formas
(comida, ropa, entretenimiento, investigación, etc.)— es lo que
promueve de manera más completa y efectiva la justicia para los
nohumanos.