sábado, 15 de agosto de 2020

Confesiones de una lenta iniciación


Siento vergüenza de mí misma cada vez que leo algo acerca de los Albert Schweitzer o las Anna Kingsford de este mundo. Es por eso que traté de evitar sus referencias durante mis primeros 49 años de vida. Mi reticencias de entonces quizá sean excusables por el hecho de no haber reflexionado demasiado sobre mis hábitos alimenticios y sus efectos sobre el hambre en el mundo, el abuso hacia los animales, las guerras y otras cosas similares. Sin embargo, salvo por esta complicidad tan común, yo jamás les había hecho daño a mis semejantes de forma consciente —¡aunque es cierto que tampoco había hecho nada por ayudarles!