RESUMEN
Según la
objeción de la misteriosidad, la naturaleza mística y
metafísica de los derechos morales hace de ellos unas entidades
altamente sospechosas. Dado su carácter inexplicable y su enigmático
estatus metafísico, la objeción sostiene que deberíamos ser
ontológicamente parsimoniosos y negar la existencia de tales
entidades. Defiendo el punto de vista de los derechos de Tom Regan
frente a la objeción de la misteriosidad. En particular, sostengo
que lo que hace que los derechos morales parezcan metafísicamente
enigmáticos es la tendencia errónea a reificarlos. Una vez
entendamos qué son y qué no son los derechos morales, veremos que
hablar de derechos no tiene nada de enigmático ni de absurdo. Luego,
atenderé un segundo aspecto de la visión de los derechos de Regan
que algunos críticos han encontrado "desconcertante".
Sorteo esta objeción identificando y defendiendo una propiedad
alternativa para la dotación de los derechos. Acabo señalando la
importancia moral de estas conclusiones en relación con el trato que
damos actualmente a los animales nohumanos.