El
empleo de información social ha generado gran interés reciente y se ha demostrado que tiene implicaciones importantes para la
ecología y la evolución de las especies (Galef Jr. y Giraldeau
2001; Giraldeau, Valone y Templeton 2002; Brown y Laland 2003; Kendal
et al.
2005; Danchin et al.
2004; Dukas 2004). Aprender a través
de otros acerca de los depredadores o del riesgo de depredación
puede proporcionar información de supervivencia de bajo coste, y se
espera que tenga recompensas adaptativas en cualquier especie donde
los congéneres sean observables y se comporten de manera diferente
bajo un riesgo de depredación. Sin embargo, el aprendizaje social y
el uso de la información social en general se han restringido en
gran medida a los vertebrados (Galef Jr. y Giraldeau 2001; Giraldeau,
Valone y Templeton 2002; Brown y Laland 2003; Danchin et
al.
2004; Galef Jr. y Heyes 1996; Box y
Gibson 1999; Griffin 2004; pero véase también Webster y Fiorito
2001; Seeley 1998; Leadbeater y Chittka 2005; Worden y Papaj 2005;
Goldberg 1983; Isingrini, Lenoir y Jaisson 1985; Langridge, Franks y
Sendova-Franks 2004). Aquí, mostraremos cómo los grillos adaptan su
comportamiento de evitación de los depredadores después de haber
observado la conducta de otros más experimentados y cómo mantienen
estos cambios de comportamiento de forma duradera una vez
desaparecidos los demostradores. Estos resultados apuntan hacia el
aprendizaje social, una contingencia nunca antes mostrada en insectos
no-coloniales.