jueves, 15 de agosto de 2024

Si la izquierda quiere de verdad salvaguardar la democracia, debe añadir una causa más a su lista

 
 
En un fallo parcial de 6 contra 3 emitido este verano, el Tribunal Supremo aprovechó la oportunidad para echar por tierra un pilar clave de la legislación federal: la deferencia Chevron, una doctrina legal que durante los últimos 40 años ha proporcionado a las agencias gubernamentales libertad para aplicar las leyes establecidas por el Congreso. La sentencia ha dotado a las empresas de una poderosa herramienta con la que inclinar la balanza de la Administración hacia sus intereses y alejarla por añadidura de los de los ciudadanos. Se espera que ponga en peligro la capacidad de la Agencia de Protección del Medio Ambiente a la hora de limitar los contaminantes y las emisiones que contribuyen al calentamiento climático, la de la Administración de Alimentos y Medicamentos a la hora de garantizar la seguridad de los alimentos y los medicamentos, y la de la Ley de Estadounidenses con Discapacidades a la hora de proteger a las personas discapacitadas de la discriminación, entre otros muchos frentes del Estado regulador.