miércoles, 16 de octubre de 2024

Philozoia

 
DE LA CRUELDAD ASOCIADA AL ARTE CULINARIO

Algunas personas de Europa llevan sus nociones sobre la crueldad hacia los animales tan lejos que no se permiten alimento alguno de origen animal. Muchos hombres brillantes, en diferentes momentos de su vida, se han abstenido totalmente de la carne, y ello también con considerables ventajas para su salud. El señor Lawrence1, cuya eminencia como cirujano está fuera de toda necesidad de señalamiento, vivió durante años con una dieta enteramente vegetal; Byron, el poeta, hizo lo propio, lo mismo que Percy Bysshe Shelley y tantos otros literatos. El doctor Lambe y el señor Frank Newton han publicado libros muy capaces en defensa de una dieta a base de plantas, y atribuyen al consumo de carne una tendencia a socavar la constitución por efecto de una suerte de envenenamiento paulatino. Sir Richard Philips ha publicado Dieciséis razones para abstenerse de la carne animal; y en Inglaterra existe una amplia sociedad de personas que rechazan la ingesta de nada que haya estado dotado de vida. La atenta investigación que he podido realizar sobre la salud de todas estas personas me induce a creer que la dieta natural del hombre es en efecto la compuesta de alimentos vegetales; mis propias tentativas me han proporcionado ventajas muy considerables: una fuerza mayor, un intelecto más lúcido, una capacidad mas prolongada de esfuerzo, y un espíritu mucho más elevado que cuando me nutría con una dieta mixta. Me inclino a pensar que el disgusto que algunas personas experimentan con la comida vegetal es cosa sólo pasajera; unas pocas probaturas bastarían para hacerla no sólo segura, sino agradable, pasando pronto a convertir el sabor de la carne, bajo cualquier disfraz, en algo ciertamente repulsivo. Los Carmelitas y otras órdenes religiosas, que subsisten sólo de las producciones hortícolas, viven hasta una edad más avanzada que aquellos que incluyen la carne en su alimentación, y vale decir que, en general, las personas herbívoras tienden ha mostrar disposiciones más afables que las personas que no lo son. Se ha probado que la misma cantidad de tierra es capaz de sostener a una población mayor y más fuerte con una dieta vegetal que con una dieta de carne; y la experiencia demuestra que los jugos del cuerpo son más puros y las vísceras más sanas en aquellos que se adscriben a esta sobria modalidad de subsistencia. Todos estos hechos, tomados colectivamente, apuntan a un período en el progreso civilizador en que los hombres dejarán de matar para comerse a sus semejantes mortales del reino animal, y tenderán así a materializar las dicciones de los antiguos y los oráculos sibilinos respecto de cierta edad o milenio dorado. La versión de Ovidio del discurso de Pitágoras debería ser leída por todo erudito por su elocuencia y persuasividad y, tras su lectura, la cuarta Bucólica de Virgilio, titulada «A Polión», ofrecería sin duda una inmejorable contrapartida: Ovidio describe la inocencia de una edad de oro ya pasada, mientras que Virgilio predice su retorno y nos persuade del cese de toda miseria de la creación, con el león acostado junto al cordero y los animales y los hombres dejando de depredarse mutuamente.