Mi esposa y yo hemos sido
veganos durante treinta y dos años, dos más de los que tienen de
vida la Vegan Society y la palabra "vegano". Nuestro
abandono de los productos lácteos se produjo en un momento
complicado —en 1942, durante la Segunda Guerra Mundial.
Me hice vegetariano en
1940 debido al precio de la carne, para descubrir después que había
otros argumentos a tener en consideración. De entre todas las cosas
que descubrí, hubo una tan horrible que precipitó mi paso al
veganismo. Se trata del descubrimiento de que para disponer de
leche de vaca es necesario arrebatar al ternero de su madre. Soy
incapaz de describir el enorme impacto que aquello tuvo en mí: me
hizo sentir vergüenza de la raza humana. Al igual que tantos otros
millones de personas, hasta entonces había transcurrido toda mi vida
creyendo que las vacas producían leche en virtud de algún inocuo
fenómeno de la naturaleza, sin tener idea de que debían quedarse
preñadas una vez al año más o menos para que sus cuerpos la
produjesen. Descubrir la verdad ("Se junta al toro con la vaca y
cuando nace el ternero, se lo mata, para que podamos quedarnos con su
leche") me libró de volver a ser partícipe de este atropello.
Eso tuvo lugar en
1942, y algunos meses después empecé a mandar algunos correos a lo
que entonces se llamaba "El Mensajero Vegetariano", en
relación a la ética de los vegetarianos y su consumo de leche. El
Sr. Donald Watson, entonces Secretario de la Sociedad Vegetariana de
Leicester, quiso dar continuidad a esta correspondencia formando un
grupo de vegetarianos no-lácteos, y solicitó permiso a la Sociedad
Vegetariana para incluir a este grupo como una sección interna. El
permiso fue denegado: tal fue el modo en que la Sociedad Vegetariana
se hizo responsable de la formación de lo que más tarde sería la
Sociedad Vegana. Esto ocurrió en 1944. Se eligió el término vegano
de entre una lista de sugerencias, algunas bastante extrañas,
constituido a partir del principio ("VEG") y el final
("ANO") de la palabra vegetariano.
Durante la guerra
tuvimos dos hijos, un niño y una niña, y a pesar de no disponer
apenas de información, los criamos con éxito en una dieta vegana.
Fueron sometidos a exámenes médicos periódicos, con buenos
resultados. La gente hacía comentarios sobre el brillo de sus ojos,
su buena dentadura, su cutis radiante y su vitalidad infinita. Aún
siguen vivitos y coleando a sus 30 años, y casados. Mi esposa y yo
también hemos sobrevivido, habiendo superado ya el umbral de los
60, como abuelos.
No somos unos "reformistas
de la alimentación". No creo que el principal elemento de la
salud sea la comida; creo que ese honor lo ostenta la felicidad, que
brota de la paz interior. Eso no significa que no sienta ni tome
partido por las cosas que suceden a mi alrededor; de hecho, estoy muy
en contacto con el mundo. Por ejemplo, me percaté de las
dificultades que implicaba la renuncia de los productos lácteos, en
particular la leche, y me di cuenta de que, si bien los obstinados
como yo podíamos sobrevivir sin ceder a ello, a la mayoría de la
gente no le resultaba fácil lidiar con la presión social,
problema frente al cual pensé que serían útiles los sustitutos.
Así fue como en 1956 fundé la Sociedad Plantmilk [Leche-vegetal]
(otra palabra inventada). El trabajo de esta Sociedad de voluntarios
creció hasta convertirse en Plantmilk Ltd., formada en 1961 con el
fin de aplicar comercialmente las investigaciones llevadas a cabo por
la Sociedad. Algunos años después (1965) la primera botella de lo
que ahora se conoce como Plamil hacía acto de presencia en algunas
tiendas de Londres. Fue elaborada y embotellada a cargo de esta
empresa pionera en pequeños locales improvisados de Langley, en el
condado de Buckinghamshire. Hoy, esta compañía trabaja en unas
instalaciones mucho mejores, en Folkestone, pero el cambio de
dirección trajo consigo también el fin de mi asociación directa
con aquella empresa que había ayudado a erigir.
La única duda seria
en torno al veganismo ha sido siempre la vitamina B12, y me confieso
favorable a la opinión de que esta vitamina, que no se halla en
ninguna fuente directa y es fruto de la acción microbiológica, es
importante para la evolución de los veganos. Me explico: algunos de
los primeros veganos enfermaron, y eso provocó el miedo de muchos
aspirantes a veganos. Los veganos sanos, por supuesto, pasaron
desapercibidos. Parece que algunos seres humanos han perdido la
capacidad natural de sintetizar la vitamina B12 mediante la acción
de su propia microbiología. Pero otros la conservan: de modo que hay
una gran confusión como resultado de que haya quienes prosperan
satisfactoriamente después de su paso al veganismo y quienes no. Mi
conclusión es que aquellos que tienen éxito pueden sintetizar su
propia B12 y aquellos que fracasan no. Estoy razonablemente convencido de
que esta conclusión está justificada y, en consecuencia, que es
aconsejable incluir vitamina B12 en la dieta vegana. No digo que sea
necesario en todos los casos (de hecho, estoy seguro de que no lo
es), pero es algo sensato e inofensivo. Plamil y algunos otros
alimentos veganos ya contienen vitamina B12 en sus fórmulas. Se dice
que es posible hallar B12 en las plantas, pero se ha de reconocer que
esto no se debe a la planta en sí, sino al hecho de haber sido
cultivada en un suelo que contiene microbios que producen B12 y han
pasado a las raíces. ¡Todo depende de la tierra, como se suele decir!
La forma de abordar una
dieta vegana depende de la personalidad de uno tanto como de las
necesidades físicas. Si te preocupa, es importante, o bien que
descartes la preocupación por infundada, o bien que hagas algo al
respecto. La preocupación te hará mucho más daño que la mala
comida. En cuanto a la comida en sí, el sentido común y la B12
parecen ser las claves hoy en día. El sentido común nos dicta que
consumamos alimentos cultivados en un suelo sano y que hagamos un
equilibrio razonable entre los tubérculos, las hojas, los frutos
—incluidos los frutos secos, los cereales y las legumbres— y
quizás en un futuro cercano también la nueva variedad inglesa de
soja. Pero el hombre no vive sólo de comida, ni siquiera de comida
vegana, sino que necesita también nutrir su espíritu. El veganismo
(que para mí significa y siempre significará la doctrina de que el
hombre debe vivir su vida sin explotar a los animales) es sólo un
cambio que nos eleva a una órbita un poco más benigna. Si mi esposa
y yo pudimos hacer ese cambio en los áridos y racionados años de la
Segunda Guerra Mundial, criando incluso a nuestros hijos con una
dieta vegana, ¿qué le impide a nadie hacer lo propio en las
circunstancias infinitamente más favorables de la actualidad?
Leslie J. Cross,
1974.
________________________________________
Traducción: Igor Sanz
Buenas, muy interesante el texto. Muchas líneas como para enmarcarlas y ponerlas como frases, el mensaje me gusta. Solo tengo una duda, quién fue el autor de esas líneas, porque al final sale Leslie J.Cross, pero al principio se entiende fue un hombre. Saludos y gracias de antemano.
ResponderEliminarMuy buenas, Ángel.
EliminarLeslie Cross era un hombre. Es el hombre que aparece en la fotografía de la cabecera. Leslie es un nombre unisex (se emplea con ambos sexos).
Un saludo y gracias a ti por tu atención.
Hola Igor
ResponderEliminarNo tenía idea que había una fotografía de Leslie Cross, pensaba que no había ninguna. Hace un tiempo me contacté con la Vegan Societyen busca de una fotografía, pero me fue mal. ¿Cómo encontraste la foto?
Un saludo
No fue fácil, es cierto. Yo di con ella por fin a través de Plamil.
EliminarUn saludo, Nicole.
Cada vez que leo esto me pone más los pelos de punta. ¿Por qué se menosprecia tanto la historia del veganismo?
ResponderEliminarPor otro lado, ¿se sabe cuál era su profesión? ¿Tenía algún parentesco con la Mrs. L. Cross que menciona Elsie B. Shrigley en "The First Decade: 1944-1954"?
Por último, ¿por qué tantos revisionistas publican como antagonistas (no dudo que debatieran pero no hasta la batalla) a Cross y Watson cuando este último mismo dijo, en su entrevista de 2002, "I would bracket: of all the many people who have subscribed to the vegan cause, I hesitate to single out anyone, but I would say Leslie Cross and Arthur Ling must be put in the records as being the two outstanding, faithful, contributors to our cause."
Bueno, el veganismo siempre ha estado asediado por personas con ganas de imbuirlo de sus propios ideales, y por lo que he visto, todas esas paranoias de tinte conspiranoico están movidas por ese mismo interés. Además, no diría que son “tantos”. Bien al contrario, diría que esas cosas nacen siempre de la misma fuente.
EliminarYo no haría caso de esas mamarrachadas y me centraría en el valioso material que nos han legado estas personas. Sea como fuere, Leslie Cross y Donald Watson mantuvieron correspondencia permanente hasta la muerte del primero.
Ignoro si existía algún parentesco entre Leslie Cross y la señora L. Cross. Shrigley menciona también a un tal Donald Cross, pero en ningún otro lugar recuerdo haber visto citados estos nombres.
Un saludo, Paris, y gracias por comentar.
hola muchas gracias por el escrito! es muy revelador y motivante, quería consultar si se conoce cuál es la profesión de Leslie Cross? desde ya gracias
ResponderEliminarBuenas.
EliminarNo recuerdo ninguna mención relativa a la profesión de Leslie Cross. De todos modos, aún estaba en la treintena cuando fundó la Plantmilk Society y posteriormente la Plantmilk Ltd. junto con Arthur Ling. El puesto inicial de Cross fue el de secretario, y durante los primeros años fue el único empleado a tiempo completo de la empresa. Una vez jubilado, se dedicó a impartir conferencias. Ignoro cuál era su formación o su ocupación previa, lo siendo.
Un saludo.