domingo, 27 de septiembre de 2020

Dando la fría espalda: una revisión de la literatura científica en torno a la evidencia de sintiencia en los reptiles

 
 
RESUMEN SIMPLE 
 
Los reptiles son mascotas populares en todo el mundo, aunque sus requisitos de bienestar en cautividad no siempre se cumplen, debido en parte a una aparente falta de conciencia sobre sus necesidades. Aquí, buscamos evidencias y estudios sobre la sintiencia de los reptiles entre una selección de la literatura científica. Nos servimos de estos hallazgos para incidir en: (1) que existe una gama diversa de sentimientos reconocidos entre los reptiles; (2) qué implicaciones tiene esto para su comercio; y (3) cuál sería la investigación futura necesaria para ayudar a maximizar su bienestar en cautiverio. Hallamos 37 estudios que asumían que los reptiles eran capaces de las siguientes emociones y estados: ansiedad, estrés, angustia, excitación, miedo, frustración, dolor y sufrimiento. También encontramos cuatro artículos que exploraban y encontraban evidencias de la capacidad de los reptiles para sentir placer, emoción y ansiedad. Estos hallazgos tienen implicaciones directas en cuanto a cómo se trata a los reptiles en cautividad, ya que una mejor comprensión de su sensibilidad es fundamental para proporcionarles la mejor calidad de vida posible. 
 
RESUMEN
 
Realizamos una búsqueda entre un catálogo selecto de la literatura científica para documentar evidencias y estudios sobre la sintiencia de los reptiles. La intención de esta revisión fue destacar; (1) en qué medida ha sido documentada la capacidad emocional de los reptiles en la literatura científica; (2) examinar las implicaciones que estas evidencias tienen para el comercio de reptiles; y (3) describir qué investigaciones futuras serían necesarias para maximizar sus necesidades de bienestar en cautiverio. Utilizamos 168 palabras clave asociadas con la sintiencia, buscadas en la base de datos de cuatro revistas y en una revista de libre acceso. Registramos tanto los estudios que exploraban la sintiencia en los reptiles como aquellos que la reconocían en sus experimentos. Descubrimos que 37 artículos asumían la capacidad de los reptiles para las siguientes emociones y estados: ansiedad, angustia, excitación, miedo, frustración, dolor, estrés y sufrimiento. También encontramos cuatro artículos que exploraban y encontraban evidencias de la capacidad de los reptiles para sentir placer, emoción y ansiedad. Estos hallazgos revelan que los reptiles son considerados capaces de experimentar un amplio abanico de emociones y estados. Esto tiene implicaciones sobre cómo se trata a los reptiles en cautividad, ya que una mejor comprensión podría ayudar a incentivar diferentes iniciativas operativas destinadas a reducir los impactos negativos en el bienestar animal, incluidos programas mejorados de cambio de hábito en su cría y consumo.
 
1. INTRODUCCIÓN 
 
En general, se acepta que todos los vertebrados son seres sintientes (Proctor 2012; Jones 2012), pero la falta de consideración que se demuestra hacia los reptiles en la legislación y la práctica sugiere que su capacidad de sentir puede no haber sido del todo comprendida y que, por lo tanto, su sintiencia no está tan ampliamente aceptada (Whitehead y Certsam 2018). La actitud hacia las diferentes especies, así como la convicción en cuanto a su capacidad para sufrir, está influida por varios factores (Wilkins, McCrae y McBride 2015). Por ejemplo, se cree que la forma en que las personas perciben la capacidad sintiente de las diferentes especies está directamente relacionada con la forma en que difieren filogenéticamente de los humanos (Whitehead y Certsam 2018; Phillips y McCulloch 2005). Esto, unido a la falta de familiaridad con ciertos taxones (Morris, Knight y Lesley 2012), pone a los reptiles en una clara desventaja frente a especies mamíferas como los perros y los gatos (Warwick 2014). La actitud hacia la sintiencia de los reptiles resulta de gran importancia en lo que atañe a su manejo. Si un propietario le atribuye un grado pequeño o nulo de sensibilidad a su mascota, es menos probable que se preocupe por su bienestar, ya que no creerá que pueda sentir miedo, dolor o placer, o restará importancia a su capacidad para sentirlo (Whitehead y Certsam 2018). Ello puede afectar a la motivación del dueño a la hora de tratar bien al animal, previniendo los estados negativos y fomentando los positivos. En consecuencia, muchos dueños de mascotas pueden llegar a ignorar la posibilidad de estar causándoles un sufrimiento indebido, y es por ello necesario educar sobre cuál es la capacidad de sufrir de sus mascotas y cómo satisfacer sus necesidades de bienestar (Whitehead y Certsam 2018). Las afirmaciones de que los reptiles, a diferencia de las aves y los mamíferos, no necesitan espacio o no requieren entornos complejos y que poseen sólo formas básicas de interacción con sus entornos, han solido usarse para justificar el mantenimiento de los reptiles en viveros minimalistas y demasiado pequeños para sus necesidades, donde se ofrece muy poca de la estimulación positiva que hallarían en su entorno natural, habiendo sido motor de críticas en el comercio de reptiles (Warwick et al. 2018).
 
Los reptiles son mucho más complejos de lo que creen algunas personas. Por ejemplo, algunas especies son muy sociales, aunque la sociabilidad, en general, cada vez está más reconocida en los reptiles; las opiniones populares en torno a su sedentarismo conductual son exageradas, y muchas especies manifiestan extensas áreas de distribución natural, por lo que las disposiciones espaciales mínimas son implícitamente problemáticas y, en general, los reptiles pueden ser más conscientes de sus entornos y sus limitaciones de lo que suponen muchos observadores (Warwick 2014; Warwick et al. 2018; Doody, Burghardt y Dinets 2013; Halliwell et al. 2017; Davis et al. 2011; Davis y Burghardt 2011; Gardner et al. 2016). Así, las impresiones que subestiman la inteligencia de los reptiles y la complejidad de sus necesidades de bienestar animal pueden conducir a que padezcan un sufrimiento considerable en cautividad.
 
Los reptiles son mascotas populares en todo el mundo, y su tenencia puede alcanzar cifras de decenas de millones de animales, si no más (Warwick 2014). No existen números exactos del comercio de especies exóticas debido a que gran parte de ella es resultado de la captura ilegal de animales salvajes (Warwick et al. 2018). Sin embargo, se cree que entre 2018 y 2019 había alrededor de 1,7 millones de reptiles mantenidos como mascotas en los hogares del Reino Unido (PFMA Pet Population 2019). Por su parte, en EE.UU. se estima que entre 2017 y 2018 había 9,4 millones (APPA 2019). La creciente demanda de reptiles ha llevado a un incremento tanto de las capturas en la naturaleza como de las operaciones de cría en cautividad, con implicaciones considerables para el bienestar de los animales afectados (Grant, Montrose y Wills 2017; Baker et al. 2018; Toland, Warwick y Arena 2012). 
 
Para ayudar a maximizar el bienestar de los reptiles en cautividad, se requiere comprender el panorama de la investigación de su sintiencia, así como identificar las áreas más sólidas y claras a la par que aquellas que requieran de una mayor investigación. En esta revisión hemos tratado de explorar los últimos 20 años (1999-2018) de literatura científica en torno a la sintiencia de los reptiles. En concreto, hemos indagado en las bases de datos de cuatro revistas y en una revista de libre acceso en busca de artículos de investigación que hayan explorado o asumido la capacidad de sentir de los reptiles. Para ello, hemos empleado 168 palabras clave, que describen varios aspectos de la sintiencia. Definimos aquí la sintiencia como la facultad de un animal de sentir y experimentar emociones y estados positivos y negativos (Proctor 2012). Estos sentimientos pueden ir desde estados básicos, aunque importantes, tales como el dolor y el miedo, hasta emociones más complejas, como la tristeza y la empatía (Désiré, Boissy y Veissier 2002). Las emociones son un componente central de la sintiencia, y ocupan la mayoría de las palabras clave que hemos utilizado (véase la Tabla A1). Las emociones pueden definirse como estados de corta duración que varían tanto en su valencia positiva y negativa como en el grado de la excitación asociada (de mayor a menor) (Paul y Mendl 2018). La personalidad no fue incluida en esta definición de la sintiencia ya que, si bien la personalidad de un individuo puede afectar a la forma en que afronta su entorno, la posesión de rasgos de personalidad no tiene ninguna relación con el hecho de poder o no experimentar emociones conscientes (Boissy y Erhard 2014; Wemelsfelder 2007). 
 
Los objetivos de esta revisión fueron (1) evaluar en qué medida figura la sintiencia de los reptiles en la literatura científica seleccionada, (2) evaluar en qué aspectos y taxones se ha estudiado la sintiencia de los reptiles, y (3) sugerir recomendaciones para futuras investigaciones al respecto. 
 
2. MÉTODOS 
 
La revisión de la literatura se realizó en dos etapas. En la primera, buscamos entre la literatura evidencias de sintiencia. En la segunda, buscamos entre las publicaciones identificadas en la fase uno estudios genéricos de reptiles como fuente de comparación.
 
2.1. FASE UNO
 
2.1.1. PALABRAS CLAVE
 
Para buscar evidencias de sintiencia entre la literatura científica, utilizamos una lista de 168 palabras clave que hacían referencia a rasgos y aspectos de la sintiencia animal (Tabla A1). Estas palabras clave habían sido empleadas con anterioridad en una revisión de las investigaciones en torno a la sintiencia llevada a cabo por Proctor et al. (2013). Nueve de las palabras clave utilizadas en la revisión de 2013 se consideraron inapropiadas para este estudio, ya que se centraban en aspectos de la personalidad y la cognición, y no en la sintiencia, por lo que fueron descartadas.
 
2.1.2. LA BUSQUEDA DE LITERATURA
 
Utilizamos las palabras clave para buscar en las bases de datos de cuatro revistas (ScienceDirect, BioOne, Ingenta Connect y MDPI) y en una revista de libre acceso (PlosOne) las veces en que cada una de las 168 palabras clave aparecía asociada a la palabra "reptil" en el resumen, el título o las palabras clave, empleando para ello el operador booleano AND. Dentro de esas bases de datos, buscamos todos los artículos científicos publicados entre 1999 y 2018. Elegimos este período por ser un periodo que además de amplio y reciente se hacía factible a nuestras limitaciones de tiempo. Buscamos manualmente el texto completo de cada artículo devuelto. Luego, cada artículo devuelto fue revisado de forma individual a fin de garantizar que la palabra clave se empleaba en el contexto adecuado. La palabra clave tenía que referirse al estado emocional subjetivo del animal. Por ejemplo, "angustia" tenía que referirse a la angustia emocional y no a la angustia fisiológica. De este modo, no se incluían referencias a la dificultad respiratoria que no hiciesen mención alguna a componentes emocionales o al sufrimiento. Por otro lado, la palabra clave tenía que usarse en referencia a las especies de reptiles estudiadas en el artículo. Esto significa que los artículos devueltos debían ser estudios experimentales que explorasen o asumieran la capacidad de esa especie para la palabra clave. Por ejemplo, los estudios que exploraban la capacidad de la especie para la palabra clave "dolor" podían incluir una exploración sobre si la especie podía o no sentir dolor. Mientras que los estudios que asumían la capacidad para el dolor de las especies estudiadas podían estar buscando signos de dolor en su evaluación de la efectividad de un analgésico. Si el artículo hacía alusión a la palabra clave sólo en referencia a los hallazgos de otro estudio y no en relación a la especie que estudiada, entonces no se incluía como resultado. Para cada artículo arrojado, registramos los siguientes datos: publicación, año, especie estudiada y si la palabra clave se exploraba o se asumía.
 
2.2. FASE DOS
 
Para determinar qué proporción de la literatura en torno a los reptiles representaba artículos referentes a la sintiencia, exploramos más a fondo las 17 publicaciones que arrojaron resultados. Buscamos en cada una de las revistas la palabra "reptil" para determinar cuántos artículos de investigación general en torno a los reptiles se habían publicado en total a lo largo del período de estudio 1999-2018. Estas búsquedas se practicaron en el título, el resumen y las palabras clave del artículo, y se revisó después el título o el resumen para comprobar que el artículo en cuestión estaba utilizando en su estudio alguna especie de reptil.
 
2.2.1. PRUEBAS DE CONFIABILIDAD ENTRE CALIFICADORES
 
Los datos fueron recopilados por dos de los autores, quienes habían realizado con anterioridad una revisión sistemática similar utilizando muchas de las mismas palabras clave (Proctor et al. 2013). Para garantizar la coherencia, se emplearon las mismas definiciones y las mismas prácticas que en la revisión anterior (Proctor et al. 2013). Además, los dos investigadores realizaron tres pruebas de confiabilidad entre calificadores antes, durante y después del período de recolección de datos. Para cada una de estas pruebas, ambos investigadores revisaron los mismos seis artículos, registrando si la palabra clave se empleaba de forma adecuada en cada caso y si se presentaba como explorada o asumida. Cada prueba utilizó tres palabras clave seleccionadas al azar y una selección diferente de seis artículos. Los análisis del investigador principal sirvieron como el patrón plata durante la capacitación y a lo largo de todas las comparaciones. Las respuestas de los investigadores se compararon entre sí, y se calculó un porcentaje de acuerdo dividiendo el número de sus puntuaciones con el número de puntuaciones totales. Todos las pruebas arrojaron una puntuación de acuerdo del 100%.
 
2.2.2. COMPARACIÓN CON LOS DATOS DE LOS MAMÍFEROS
 
Para proporcionarles un contexto a los resultados y situar el conocimiento de la sintiencia de los reptiles en relación con un taxón bien estudiado, comparamos los resultados con los de una revisión que exploró la sintiencia de los mamíferos (Proctor et al. 2013). Aquella revisión de 2013 utilizó 169* palabras clave iguales a las empleadas en esta revisión, pero se llevó a cabo en un marco de tiempo diferente (1990–2011), y sólo a partir de la base de datos de dos revistas (Science Direct e Ingenta Connect).
 
2.3. ANÁLISIS DE LOS DATOS
 
Se realizaron análisis descriptivos sobre los artículos arrojados.
 
3. RESULTADOS
 
De las 168 palabras clave buscadas, sólo 10 arrojaron resultados (véanse las Tablas 1 y A2). Estas palabras clave se encontraron en 41 artículos, tres de los cuales presentaban más de una palabra clave, mientras que el resto de los 38 artículos presentaban sólo una.
 
3.1. RESPALDO A LA SINTIENCIA DE LOS REPTILES
 
3.1.1. ARTÍCULOS QUE ASUMÍAN LA SINTIENCIA DE LOS REPTILES
 
Hubo ocho rasgos/aspectos diferentes de la sintiencia de los reptiles que se tomaban por asumidos entre la literatura revisada (conforme a las ocho palabras clave que arrojaron resultados) (véase la Tabla A2). Estos eran: ansiedad (tres artículos), angustia (dos artículos), excitación (un artículo), miedo (tres artículos), frustración (un artículo), dolor (22 artículos), estrés (cuatro artículos) y sufrimiento (un artículo). Estas palabras clave fueron halladas en un total de 37 artículos.
 
3.1.2. ARTÍCULOS QUE EXPLORABAN LA SINTIENCIA DE LOS REPTILES
 
Los investigadores exploraban las siguientes tres palabras clave asociadas con la sintiencia entre la literatura revisada: ansiedad, emoción y placer. La palabra clave emoción se exploraba en dos artículos diferentes, y las palabras clave ansiedad y placer en un artículo cada una. Las palabras clave placer y emoción sólo fueron explotaras, sin asunción de su existencia. Los cuatro artículos hallaban con éxito evidencias de la capacidad de ansiedad, emoción y placer en las especies de reptiles estudiadas, salvo en el caso de un estudio que encontró evidencias de ansiedad en las tortugas de patas rojas pero sólo tentativas de hallazgos en los dragones barbudos (véase la Tabla 1). La Tabla 1 proporciona un resumen del modo en que cada uno de los artículos arrojados empleaba la palabra clave.
 
 
Tabla 1. Artículos encontrados que explotaran la sintiencia de los reptiles, y un resumen de sus hallazgos.

Artículo Palabra clave Resumen del uso de la palabra clave

Cabanac, A.; Cabanac, M. (2000). Heart rate response to gentle handling of frog and lizard. Behav. Process., 52(2-3), 89–95. Emoción Se manipularon iguanas verdes (Iguana iguana) para ver si mostraban un incremento en la frecuencia cardíaca, indicativo de fiebre emocional y presencia de emociones. Descubrieron que las iguanas verdes tienen una respuesta emocional al estrés de la manipulación.

Cabanac, M.; Bernieri, C. (2000). Behavioral rise in body temperature and tachycardia by handling of a turtle (Clemmys insculpta). Behav. Process., 49(2), 61–68. Emoción Se manipularon tortugas (Clemmys insculpta) para ver si mostraban un incremento en la frecuencia cardíaca, indicativo de fiebre emocional y presencia de emociones. La fiebre por estrés y la taquicardia provocadas en las tortugas se tomaron como signos de emoción.

Paradis, S.; Cabanac, M. (2004). Flavor aversion learning induced by lithium chloride in reptiles but not in amphibians. Behav. Process., 67(1), 11–18. Placer Este artículo buscó aprendizaje de aversión al sabor en varias especies de reptiles (Basiliscus vitattus, B. basiliscus, Eumeces schneideri, Mabuya multifasciata). Se descubrió que todos los reptiles mostraban un aprendizaje de aversión al sabor y se interpretó como un posible indicador de que los reptiles pueden experimentar placer sensorial.

Moszuti, S.A.; Wilkinson, A.; Burman, O.H.P. (2017). Response to novelty as an indicator of reptile welfare. Appl. Anim. Behav. Sci., 193, 98–103. Ansiedad Este artículo investigó las respuestas de las tortugas de patas rojas (Chelonoidis carbonaria) y los dragones barbudos (Pogona vitticeps) frente a una novedad para evaluar paralelismos con la ansiedad. Hallaron respuestas diferentes en las dos especies, y los autores concluyeron que las tortugas de patas rojas mostraban signos de ansiedad en respuesta a un entorno novedoso, mientras que las respuestas de los dragones barbudos requerían una mayor investigación.
 
 
3.2. COMPARACIÓN CON LOS MAMÍFEROS
 
Comparamos el número de palabras clave que arrojaron resultados con el de una revisión similar realizada con mamíferos (Tabla 2) (Proctor et al. 2013). De las 168 palabras clave utilizadas en ambos estudios, la revisión de 2013 obtuvo 35 palabras clave que arrojaron resultados, mientras que la revisión presente sobre los reptiles arrojó 10. Todas las palabras clave que arrojaron resultados en el caso de los reptiles también arrojaron resultados en el caso de los mamíferos.
 
La revisión de 2013 encontró que el 74% de los artículos sobre los mamíferos surgieron a partir de sólo cinco palabras clave principales: miedo, estrés, dolor, ansiedad y depresión. Cuatro de estas cinco palabras coinciden con las cinco palabras clave principales de la revisión presente en torno a los reptiles, aunque en un orden ligeramente diferente: dolor, estrés y ansiedad (compartiendo el segundo lugar) y miedo (Tabla 2).
 
 
Tabla 2. El número de resultados devueltos con éxito para las palabras clave buscadas en relación a los reptiles (estudio presente) y los mamíferos de una revisión anterior realizada en torno al periodo 1990-2011 (Proctor et al. 2013). Las entradas resaltadas corresponden a las palabras clave que arrojaron resultados tanto para los mamíferos como para los reptiles.
Palabra clave Número de arrojados: reptiles Número de arrojados: mamíferos
Explorado Asumido Explorado Asumido
Estado afectivo 0 0 0 51
Agitación 0 0 0 13
Altrismo 0 0 3 4
Ira 0 0 0 2
Molestia 0 0 0 1
Espectación 0 0 0 38
Ansiedad 1 3 0 267
Aprensión 0 0 0 2
Agitación (emocional) 0 0 0 5
Aburrimiento 0 0 0 4
Satisfacción 0 0 0 1
Depresión 0 0 0 222
Desesperación 0 0 0 73
Disgusto 0 0 0 2
Aversión 0 0 0 1
Malestar 0 2 3 53
Anhelo 0 0 0 1
Emoción 2 0 0 16
Excitación 0 1 0 5
Miedo 0 3 0 635
Frustración 0 1 0 24
Impotencia 0 0 0 98
Hostilidad 0 0 0 1
Alegría 0 0 0 1
Nerviosismo 0 0 0 5
Optimismo 0 0 1 0
Dolor 0 22 2 303
Pánico 0 0 0 43
Juego 0 0 0 60
Placer 1 0 0 1
Estrés 0 4 0 607
Sufrimiento 0 1 0 15
Tensión 0 0 0 3





TOTAL 4 37 15 2.559
 
 
3.3. ESPECIES DE REPTILES ESTUDIADAS
 
Se estudiaban un total de 50 especies de reptiles en los artículos arrojados, lo que representa el 0,46% de las 10.793 especies de reptiles identificadas en la actualidad (Uetz, Freed y Hošek 2019). En general, el más común orden de reptiles estudiado fue el orden Squamata (80%), seguido de Testudines (14%) y Crocodilia (6%). El cuarto orden de reptiles, Sphenodontia, no tuvo representación, pero era algo previsible dado que este orden sólo está compuesto por dos especies. Veintidós familias de reptiles estaban incluidas en la muestra del estudio, y las cinco principales fueron: Scincidae (ocho especies), Gekkonidae (siete especies), Lacertidae (cinco especies), Colubridae (cuatro especies) y Emydidae (tres especies). Las palabras clave sobre la sintiencia se asumían en 46 especies diferentes y se explotaban en otras ocho especies distintas (véase la Tabla 3).



Tabla 3. Especies estudiadas en cada uno de los artículos arrojados. Las especies que aparecen en más de un artículo en respuesta a la misma palabra clave están marcadas.





Palabra clave ¿Explorado o asumido? Especies estudiadas

Ansiedad Asumido Lagarto del desierto (Eremias argus); Jicotea elegante (Trachemys scripta elegans); Lagartija roquera (Podarcis muralis)

Ansiedad Explorado Dragón barbudo (Pogona vitticeps); Tortuga de patas rojas (Chelonoidis carbonarius)

Angustia Asumido Culebra ratonera (Pantherophis bairdi); Serpiente negra (Pantherophis obsoletus); Geco del desierto (Stenodactylus petrii); Lagarto de cristal (Ophisaurus ventralis); Serpiente hocico de cerdo (Heterodon platirhinos); Culebra jarretera (Thamnophis sauritus); Lagarto de Burtón (Lialis burtonis); Anolis verde (Anolis carolinensis); Eslizón gusano (Isopachys gyldenstolpei); Geco cola de hoja (Uroplatus guentheri); Geco de casco (Tarentola chazaliae); Geco de cola plana de Henkel (Uroplatus henkeli); Lagarto de cola rizada de La Española (Leiocephalus personatus mentalis); Geco leopardo (Eublepharis macularius); Encinela roquera (Scincella lateralis); Geco palmipedo (Pachydactylus rangei); Eslizón ocelado (Chalcides ocellatus); Escinco rugoso (Tiliqua rugosa); Lagarto de cola rizada (Leiocephalus eremitus); Lagarto cabeza de gusano (Leposternon microcephalum); Anfisbena hocico de cuña (Geocalamus acutus); Lagarto cornudo (Phrynosoma cornutum)

Emoción Explorado Iguana verde (Iguana iguana); Galápago de bosque (Glyptemys insculpta)

Excitación Asumido Iguana verde (Iguana iguana)

Miedo Asumido Basilisco marrón (Basiliscus vittatus); Basilisco común (Basiliscus basiliscus); Lagarto gigante de El Hierro (Gallotia simonyi); Lagartija ibérica (Podarcis hispanicus); Eslizón norteño (Plestiodon multivirgatus); Escinco naranja (Eumeces schneideri)

Frustración Asumido Pitón real (Python regius)

Dolor Asumido Aligator americano (Alligator mississippiensis); Cocodrilo australiano de agua dulce (Crocodylus johnsoni); Pitón real (Python regius); Dragón barbudo (Pogona vitticeps); Cocodrilo marino (Crocodylus porosus) (x2); Tortuga boba papuana (Carettochelys insculpta); Lagarto tizón (Gallotia galloti); Iguana verde (Iguana iguana); Lagarto verde occidental (Lacerta bilineata); Tortuga rusa (Testudo horsfieldii); Tortuga boba (Caretta caretta) (x3); Tortuga del río Murray (Emydura macquarii); Galápago de Florida (Trachemys scripta elegans) (x3); Cascabel de los bosques (Crotalus horridus); Pitón de Ramsay (Aspidites ramsayi); Tortuga de orejas amarillas (Trachemys scripta scripta) (x2)

Placer Explorado Basilisco marrón (Basiliscus vittatus); Basilisco común (Basiliscus basiliscus); Eslizón norteño (Plestiodon multivirgatus); Escinco naranja (Eumeces schneideri)

Estrés Asumido Anolis verde (Anolis carolinensis); Escinco de lengua azul (Tiliqua scincoides scincoides); Basilisco marrón (Basiliscus vittatus); Basilisco común (Basiliscus basiliscus); Eslizón norteño (Plestiodon multivirgatus); Escinco naranja (Eumeces schneideri); Galápago de bosque (Glyptemys insculpta)

Sufrimiento Asumido Geco japonés (Gekko japonicus)

 
50 especies tenían al menos una representación entre las 64 menciones de la literatura revisada. Las especies mencionadas en más de una ocasión en diferentes artículos se muestran en la Tabla 4.
 
 

Tabla 4. Especies que se estudiaron en más de un artículo.

Especies Número de artículos científicos en los que se estudió la especie.

Galápago de Florida (Trachemys scripta elegans) 3

Dragón barbudo (Pogona vitticeps)
Iguana verde (Iguana iguana)
Tortuga boba (Caretta caretta)
Cocodrilo marino (Crocodylus porosus)
2
2
3
2


Pitón real (Python regius)
Anolis verde (Anolis carolinensis)
2
2


Tortuga de orejas amarillas (Trachemys scripta scripta)
Galápago de bosque (Glyptemys insculpta)
2
2

 
 
3.4. AÑOS DE LAS PUBLICACIONES
 
Buscamos artículos publicados entre 1999 y 2018, y el número de artículos publicados cada año se puede ver en la Figura 1. La cifra de artículos arrojados para las palabras clave revela un ligero auge en los últimos años, aunque la Figura 1 demuestra lo inestabilidad de ese aumento.
 
Figura 1. Número de documentos en torno la sintiencia publicados entre 1999 y 2018.

Figura 1. Número de documentos en torno la sintiencia publicados entre 1999 y 2018.

 
3.5. FUENTES CIENTÍFICAS
 
Todos los artículos arrojados provienen de 17 publicaciones individuales de cinco fuentes diferentes (ScienceDirect, BioOne, Ingenta Connect, MDPI y PlosOne). También calculamos cuántos artículos de investigación sobre reptiles en general se habían publicado en cada una de estas revistas entre 1999 y 2018. La comparativa de estos hallazgos se puede ver en la Figura 2.
 

Figura 2. Número total de artículos arrojados que exploran y asumen la sintiencia de los reptiles entre 1999 y 2018 a partir de cinco fuentes (Science Direct, Ingenta Connect, PLOS ONE, BioOne y MDPI) y número total de artículos con la palabra 'reptiles' en el resumen, el título o las palabras clave de cada revista.


4. DISCUSIÓN
 
La ciencia de la sintiencia animal es aún relativamente nueva, y la atención que la literatura publicada le dedica a este terreno está aumentando sin cesar (Proctor et al. 2013). Sin embargo, esta revisión ha demostrado la aceptación de varios aspectos de la sintiencia de los reptiles en la literatura científica publicada recientemente, además de haber aparecido en numerosas ocasiones como parte de algún uso experimental. En esta revisión, hallamos entre la literatura científica la asunción de la capacidad de los reptiles para al menos ocho aspectos diferentes de la sintiencia: ansiedad, angustia, excitación, miedo, frustración, dolor, estrés y sufrimiento. Además, cuatro estudios también exploraban y encontraban evidencias de ansiedad, emoción y placer en los reptiles. Sin embargo, la sintiencia no es un área de atención destacada entre la literatura científica publicada en relación a los reptiles. En las fuentes revisadas, encontramos 17 publicaciones que asumían o exploraban la sintiencia de los reptiles en los 20 años del período de estudios. Los artículos sobre la sintiencia apenas representaban una pequeña porción de los artículos de investigación general que estas revistas publicaban en torno a los reptiles. Esto significa que la mayoría de los estudios que utilizan reptiles no inciden en su capacidad de sentir. Por supuesto, la sintiencia sería irrelevante para muchos de estos artículos, estando fuera del alcance de esta revisión investigar en qué se centraba cada una de estas investigaciones. Sin embargo, el hecho de que la gran mayoría de los estudios sobre reptiles no mencione ninguna de las 168 palabras clave relacionadas con la sintiencia resulta un indicador potencial de la falta de preocupación por el bienestar psicológico de estos animales. En particular si consideramos la relevancia de ciertas palabras clave (por ejemplo, dolor y estrés) en muchos usos experimentales.
 
Existe ya un sesgo reconocido hacia los mamíferos que se ha revelado persistente a lo largo de los últimos 30 años o más (Proctor et al. 2013). Esto ha significado que taxones como el de los reptiles, que no tienen tanta importancia en los laboratorios, las granjas o la esfera de interés público, no hayan recibido la atención científica que merecen. Los humanos nos sentimos naturalmente atraídos hacia los otros mamíferos, y estamos más facultados para empatizar y aceptar la sintiencia de las especies mamíferas que la de otros taxones, principalmente debido a nuestra familiaridad con ellas y a las similitudes conductuales y fisiológicas (Wilkins, McCrae y McBride 2015; Morris, Knight y Lesley 2012; Proctor et al. 2013). Estas tendencias antropocéntricas se aplican sobre todos los taxones no-mamíferos. La "sangre fría" de los peces, por ejemplo, ha sido usada de ordinario como una razón para dudar de su capacidad para sentir dolor y otras experiencias subjetivas (Yue-Cottee y Cottee 2012). Sin embargo, tales diferencias fisiológicas o metabólicas no están relacionadas con la capacidad de un animal para tener estados subjetivos, ni tienen cabida a la hora de considerar su bienestar y aceptar su sintiencia. En lugar de ello, deberíamos estar aplicando un antropomorfismo crítico en lo que atañe a la investigación con animales. El antropomorfismo acrítico es inútil y puede ser perjudicial, ya que se pueden malinterpretar los comportamientos y necesidades de los animales y correr el riesgo de debilitar el campo científico de la sintiencia (Proctor 2012; Morton, Burghardt y Smith 1990). Sin embargo, el antropomorfismo crítico utiliza de manera efectiva nuestras intuiciones y empatías innatas, junto con las evidencias objetivas y el conocimiento tanto de los animales individuales como de sus especies, para sacar conclusiones sobre la sintiencia y orientar las iniciativas de investigación (Morton, Burghardt y Smith 1990; Burghardt 1991; Karlsson 2012). 
 
En los artículos arrojados figuraban 50 especies de reptiles, lo que representa menos del 1% de las 10.793 especies conocidas y apenas una fracción de las 550 o más especies de reptiles que se cree que se comercializan a nivel internacional (Warwick et al. 2018; Uetz, Freed y Hošek 2019). Aunque esto sugiere que la literatura sobre la sintiencia no hace una representación justa de los reptiles, no se trata de algo exclusivo de este grupo taxonómico, ya que las aves, los invertebrados y los peces presentan en este sentido la misma infrarrepresentación (Proctor et al. 2013). Por ejemplo, Proctor et al. encontraron que el 91,89% de las especies estudiadas en los 2.562 artículos que revisaron pertenecían a la clase Mammalia (mamíferos), en contraste con el 4,54% dedicado a las aves, el 3,66% dedicado a los invertebrados y el 1,76% dedicado a los Actinopterygii (peces óseos). Por contextualizar, la clase Mammalia la componen 6.495 especies (ASM 2019), el de Aves, alrededor de 10.000, los invertebrados, aproximadamente 1,3 millones (IUCN 2019), y los Actinopterygii, alrededor de 27.000 (UCL 2019). En la revisión de 2013, sólo figuraban 79 de las 6.495 especies de mamíferos posibles, lo que representa el 1,21% de todos los taxones, por lo que, a pesar de existir un claro sesgo en favor de los mamíferos, también éstos están poco estudiados en términos de sintiencia (Proctor et al. 2013; ASM 2019).
 
4.1. IMPLICACIONES PARA EL COMERCIO DE REPTILES
 
¿Cuáles son las implicaciones de esta revisión y los problemas de la sintiencia de los reptiles en términos del trato actual de estos animales en el comercio y la propiedad de mascotas exóticas? Ya se sabe que la venta comercial de reptiles presenta varios desafíos que pueden afectar negativamente al bienestar de los animales implicados, independientemente de si son capturados en la naturaleza o criados en cautividad. Cuando se capturan en la naturaleza, los individuos pueden estar expuestos a un manejo físico estresante y lesivo durante la captura, además de a un posible estrés adicional y a tasas considerables de mortalidad por el posterior transporte, almacenamiento y procesamiento (Warwick 2014). Las tasas estimadas de mortandad en los reptiles durante las capturas en sus medios salvajes varían entre el 5% y el 100%, y entre el 5% y el 25% durante su cría en cautividad (Warwick 2014; Ashley et al. 2014). Según Warwick (2014) es importante sin embargo tener en cuenta que incluso una tasa de mortalidad por transporte del 1% afectaría a millones de animales, dada la magnitud de la industria.
 
Es posible que la cría en cautividad no implique los mismos problemas vinculados a las capturas en la naturaleza, pero los afectados siguen estando sujetos a condiciones no naturales asociadas con la cría intensiva, el empaquetado y el transporte (Warwick 2014) que pueden tener un impacto negativo en su bienestar físico y mental. Por ejemplo, los investigadores hallaron que el 80% de los invertebrados, anfibios, reptiles y mamíferos de un importante mayorista de animales exóticos estaban enfermos, heridos o muertos (Ashley et al. 2014). Además, cada semana eran descartados cerca 3.500 animales muertos o moribundos, la mayoría de los cuales eran reptiles, lo que equivale a una tasa de mortandad del 72% durante una rotación de existencias promedio de 6 semanas (Ashley et al. 2014). Esta alta tasa de mortandad podría no ser exclusiva de este mayorista y algunos representantes de la industria la consideran un estándar (Ashley et al. 2014).
 
Una vez que llegan a las tiendas de mascotas o a los hogares, los reptiles reciben entornos muy diferentes de los que experimentarían en la naturaleza, recibiendo un cuidado potencialmente equivocado que no satisface sus necesidades básicas de bienestar (Whitehead y Certsam 2018). Por ejemplo, el hallazgo de que las iguanas verdes y las tortugas muestran un aumento en la frecuencia cardíaca aun cuando son manejadas con cuidado y que esto es un indicativo de estrés emocional (véase la Tabla 1) (Cabanac y Cabanac 2000; Cabanac y Bernieri 2000), tiene implicaciones para el cuidado en cautividad de estos animales. Tal estrés no se exhibe por medio del comportamiento, por lo que la persona promedio que manipula un lagarto o una tortuga puede no ser consciente del estrés emocional que le está causando. Los individuos criados en cautiverio no deben considerarse adaptados a la cautividad, y es común que manifiesten signos conductuales y físicos de estrés por cautiverio (Warwick y Steedman 1995).
 
Tampoco ha habido demasiada investigación en torno a los efectos de la cría selectiva en los reptiles, y puede haber considerables implicaciones para el bienestar en la selección de ciertos rasgos, como los colores y los patrones. En la pitón real (Python regius), por ejemplo, la selección del fenotipo "morfo araña" ha llevado a la acentuación de un trastorno neurológico hereditario denominado "síndrome de bamboleo" (Rose y Williams 2014). Esto hace que la cabeza de la serpiente se tambalee de lado a lado, y en ocasiones hacia atrás y hacia delante. En una evaluación de los impactos que esta condición tenía en el bienestar del animal, uno de los artículos que revisamos discutía cómo ésta condición provoca una frustración notable en las serpientes a la hora de comer (Rose y Williams 2014). Esto no sólo implica un reconocimiento de la capacidad de las serpientes para sufrir mentalmente estados emocionales como la frustración, sino que también resalta un problema de bienestar creciente para las pitones reales en relación a un efecto secundario que por lo común se considera aceptable por parte de los dueños y criadores de mascotas.
 
A diferencia de muchos invertebrados, los reptiles están protegidos por las leyes de bienestar de todo el mundo, por lo que su capacidad para sufrir está reconocida a nivel formal (Proctor 2012). Sin embargo, comprender las facultades de los reptiles en términos de estados emocionales sigue proporcionando una base útil a la hora de tomar decisiones con respecto a su bienestar (Proctor et al. 2013). Por ejemplo, los reptiles a menudo parecen "prosperar" físicamente en malas condiciones, cuando en realidad están sufriendo de una manera considerable (Warwick 2014). El lento metabolismo de los reptiles hace que puedan tolerar un bienestar deficiente durante más tiempo que los mamíferos, pero esto sólo implica un padecimiento más prolongado (Warwick y Steedman 1995). Dadas las posibilidades de los reptiles de experimentar un bienestar deficiente en el transcurso de su comercialización, reconocer su capacidad de sufrir y sentir dolor, estrés, miedo y otros rasgos importantes de la sintiencia es crucial para cambiar la perspectiva en relación a sus necesidades y resaltar cualquier defecto referente a la legislación y la industria de mascotas exóticas.
 
4.2. ¿CÓMO PUEDE USARSE ESTA EVIDENCIA PARA MEJORAR EL BIENESTAR DE LOS REPTILES?
 
Existen ya evidencias considerables sobre los impactos negativos en el bienestar de los reptiles que pueden emplearse para evaluar su bienestar, para realizar cambios prácticos y para comunicar elecciones éticas con respecto a su idóneo cautiverio (Warwick 2014). La conducta de los reptiles sirve para la identificación de enfermedades, lesiones y estrés tanto como la conducta de los mamíferos (Warwick 2014). Por ejemplo, uno de los estudios revisados mostraba que los cambios en la conducta alimenticia en la pitón real (Python regius) eran un indicador fiable de dolor, ya que aquellos que lo padecían mostraban una alimentación tardía (James et al. 2017).
 
Por desgracia, los indicadores conductuales pueden llegar a ser ignorados en el caso de los reptiles, o no ser interpretados como signos de sufrimiento (Whitehead y Certsam 2018). Es probable que esta omisión se deba a la percepción que el observador tiene de la capacidad para sufrir de los reptiles. Si los observadores contemplaran comportamientos similares en mamíferos, es presumible que un buen porcentaje de ellos dedujera sufrimiento y realizase cambios prácticos para mejorar el bienestar del animal. Sin embargo, es común que el comportamiento de los reptiles, los peces y los invertebrados sea juzgado de manera diferente al de los mamíferos, debido a las percepciones y prejuicios preexistentes (Yue-Cottee y Cottee 2012; Sherwin 2001; Mather 2011). En general, los reptiles tampoco despiertan tantas simpatías como los mamíferos, y esto también puede influir en la manera en que son percibidos (Batt 2009). Por ejemplo, cuando a un grupo de voluntarios se le pidió que calificara en una escala de 10 puntos su simpatía por 40 especies diferentes, puntuaron a los lagartos con un 5,0 y a las pitones con un 3,2 (Batt 2009). En contraste, los chimpancés fueron calificados con un 8,2 y los elefantes con un 7,8. Incluso los propietarios de reptiles revelan vínculos mucho más débiles con los reptiles que con otro tipo de animales (Warwick 2014). Se podría argumentar que tales hallazgos brotan de una subestimación de los reptiles frente a los mamíferos. Sería interesante explorar qué factores influyen positivamente en las opiniones de las personas sobre los reptiles. Mientras tanto, las revisiones objetivas se hacen críticas a fin de resaltar lo que se sabe de la sintiencia de los reptiles y demostrar que estos animales son capaces de experimentar emociones. Las investigaciones que destacan las complejas necesidades de los reptiles también pueden ser empleadas por aquellos que defienden mejoras en su bienestar en cautiverio. Por ejemplo, Pasmans et al. (2017) sugieren necesarios unos requisitos de desarrollo y mantenimiento de cría específicos de cada especie para garantizar un bienestar óptimo en los reptiles en cautividad.
 
4.3. LIMITACIONES
 
Es natural que en revisiones como ésta puedan perderse algunos artículos. Seleccionamos cinco fuentes diferentes para cubrir una gran variedad de artículos y tratar de capturar aquellas fuentes donde era probable que se hubieran publicado documentos sobre la sintiencia. Sin embargo, a pesar de la mejor de nuestras voluntades, aún quedarán artículos que no aparezcan en esta revisión. Esta revisión sigue proporcionando a pesar de todo una representación útil de las tendencias actuales de un porcentaje considerable de la literatura científica, y destaca cuál es el grado de conocimientos actuales en torno a la sintiencia de los reptiles y cuáles son las áreas que necesitan una mayor atención.
 
5. ÁREAS PARA FUTURAS INVESTIGACIONES
 
La sintiencia de los animales nohumanos es un campo relativamente emergente y en general poco estudiado (Proctor et al. 2013; Duncan 2006). Buena parte de la investigación llevada a cabo hasta la fecha se ha realizado sobre animales de laboratorio y de granja, y, en contraste, ciertos taxones, como los reptiles, han recibido una atención escasa (De Vere y Kuczaj 2016). Sin embargo, la ciencia de la sintiencia animal está creciendo (Proctor et al. 2013), y las investigaciones futuras podrían abordar ciertas lagunas de nuestro actual conocimiento. Hallamos un ligero aumento en el número de artículos que discuten la sintiencia de los reptiles en los últimos años, aunque las cifras son demasiado pequeñas como para señalar una tendencia definitiva. El número de reptiles empleados en el comercio internacional de mascotas también aumenta cada año (PFMA 2019; Baker et al. 2018; Herrel y Meijden 2014), por lo que se requiere más investigación para estar al día con esta tendencia y abordar las crecientes implicaciones para el bienestar del comercio y el mantenimiento de los reptiles como mascotas.
 
Esta revisión encontró que la mayoría de los estudios se centraban en el orden Squamata (serpientes y lagartos). Esto puede deberse a lo adecuado de su tamaño, dicho esto en términos de idoneidad como especie de investigación, dado que también comprende un número considerablemente mayor de especies que el resto de los órdenes (Uetz, Freed y Hešek 2019), o porque se cree que son más populares como mascotas (PFMA 2019). Deberían continuar creciendo las investigaciones que exploren las facultades sintientes y cognitivas de Squamata, ya que aún es relativamente poco lo que se sabe en cuanto a sus vidas emocionales. Otros grupos taxonómicos de reptiles también requieren una mayor atención científica. Por ejemplo, la Tabla 4 refleja que sólo nueve de las 50 especies mencionadas fueron estudiadas en más de una ocasión. Por otro lado, el orden Testudines sólo representa una quinta parte de las especies estudiadas, y dado que su comercialización y mantenimiento es también común (PFMA 2019; D'Cruze et al. 2015), se hace clara la necesidad de ampliar las investigaciones en torno a su sintiencia.
 
La ciencia de la conciencia y el bienestar animal tiende a centrarse en los estados negativos, como el dolor y el miedo, ya que son más urgentes en lo que respecta a proporcionar un bienestar adecuado y garantizar que los animales no sufran en exceso (Balcombe 2009; Proctor y Carder 2014). Queda mucho todavía por saber acerca de la capacidad de los reptiles para experimentar estados negativos y su relevancia, por lo que es un área que debería continuar siendo explorada. Sin embargo, la investigación futura debería tratar de abordar la falta de conocimientos acerca de la facultad de las distintas especies de reptiles para experimentar emociones positivas, así como la importancia de éstas para su bienestar. Un animal sólo puede tener un bienestar correcto, o aun adecuado, si las emociones y experiencias negativas se minimizan y se fomentan los estados positivos (Mellor 2015). Por ello, debería ser una prioridad para las futuras investigaciones comprender qué estados positivos son más relevantes para los reptiles y cómo pueden fomentarse. Esta revisión ha descubierto una falta notable de conocimientos en torno a los estados positivos de los reptiles. Esto era hasta cierto punto previsible, sobre todo teniendo en cuenta el escaso número de artículos existentes en relación a la sintiencia de los reptiles. No obstante, el desequilibrio debe ser un tema a tener en cuenta por las futuras investigaciones. 
 
La palabra clave "juego" fue una de las palabras clave positivas buscadas en esta revisión que no arrojaran resultado alguno. Sin embargo, existen evidencias de juego en los reptiles, por lo que la falta de artículos devueltos puede deberse a las fuentes buscadas o al uso del término de búsqueda "reptiles" en lugar de a una ausencia de literatura. Se sabe que los reptiles practican varios tipos de comportamientos lúdicos, desde interactuar con objetos hasta jugar al tira y afloja y distintas formas de juegos acuáticos (Burghardt 2015; Burghardt 2013). Por ejemplo, Dinets observó que varias especies de cocodrilos gustaban de jugar en el agua con unas flores de color rosado y que mostraban una particular preferencia por los objetos pequeños y rosados, mientras que ignoraban otros objetos a su disposición (Dinets 2015). Otros han observado a los cocodrilos cautivos jugando con los bloques de cemento de que estaban provistos sus recintos (Augistine, Miller y Burghardt 2015). Sin embargo, es posible que a menudo se pasen por alto las conductas lúdicas en los reptiles debido a que sus movimientos y comportamientos son mucho más lentos que aquellos a los que estamos acostumbrados y a que pasan largos períodos de inactividad (Dinets 2015; Burghardt, Ward y Rosscoe 1996). Por ejemplo, en su revisión del comportamiento lúdico en peces, ranas y reptiles, Burghardt menciona cómo el juego de los dragones de Komodo se asemeja al juego de los perros cuando se filma y acelera la filmación (Burghardt 2015). En consecuencia, sugerimos que las revisiones futuras utilicen un lenguaje más amplio en relación al juego y a los términos taxonómicos referentes a los reptiles (por ejemplo, cocodrilos) a la hora de ampliar la explotación de este terreno.
 
En esta revisión decidimos centrar nuestros esfuerzos en el campo de la sintiencia. Sin embargo, las habilidades cognitivas de los reptiles están muy poco representadas también en la literatura científica (Burghardt 2013). La cognición se puede definir como la forma en que los animales perciben, procesan y retienen la información, así como a la manera en que responden frente a dicha información (Shettleworth 2001). Bajo esta definición, se incluyen dentro de los procesos cognitivos el aprendizaje, la percepción, la memoria y la toma de decisiones. Consideramos la cognición como una entidad separada de la sintiencia, ya que, en última instancia, la inteligencia de un animal no tiene relación con su capacidad para sufrir (Dawkins 2001). Reconocemos que la facultad cognitiva de un animal puede influir en la forma de afrontar su entorno, pero el grado de cognición es irrelevante en cuanto a saber si un animal puede o no sufrir (Proctor 2012). Las revisiones futuras deberían considerar el estudio de las habilidades cognitivas de los reptiles, ya que resaltar las capacidades tanto emocionales como cognitivas de un animal puede ser parte integral de su experiencia en cautiverio. Esto es particularmente importante en el caso de los reptiles, dado que el público en general suele percibir a este grupo taxonómico como a un grupo de seres irreflexivos e insensibles (Whitehead y Certsam 2018).
 
La investigación adicional debería continuar explorando de qué son capaces los reptiles, tanto a nivel emocional como cognitivo. Los estudios futuros también deberían ser ecológicamente competentes y reproducir los estilos de vida que las especies en cuestión experimentan en sus medios naturales. Dicha información podría ser muy valiosa en lo que atañe a su bienestar. Por ejemplo, los reptiles que vivan en condiciones cautivas podrían beneficiarse de un ambiente rico en estímulos cognitivos (Burghardt 2013). Comprender su inteligencia también sería útil para mostrar a estos animales como seres que piensan, sienten e importan, en lugar de como seres automáticos e indiferentes al maltrato. Por ejemplo, un estudio halló que una demostración sobre las investigaciones en torno a la cognición de las tortugas había mejorado tanto la interacción de los visitantes de un zoológico como la relación de los cuidadores con los animales (Alba et al. 2017). Alba et al. descubrieron que la demostración había aumentado el tiempo que los visitantes del zoológico pasaban en el recinto donde se exhibía a las tortugas de caja orientales (Terrapene carolina carolina), lo que incrementaba a su vez las posibilidades de aprender sobre estos animales y comprender lo compleja que es la especie. Además, los cuidadores reportaron vínculos más fuertes con las tortugas como resultado de haber participado en las sesiones de investigación. Estos hallazgos son importantes, ya que un vínculo más estrecho con un animal y una mayor comprensión de sus estados mentales pueden conducir a su mejor trato y bienestar (Whitehead y Certsam 2018). Además, la demostración parecía representar una observación indirecta de las tortugas, por lo que éstas no fueron sometidas a una manipulación innecesaria y estresante, tal y como suele ocurrir en muchas de las interacciones entre animales y visitantes de zoológicos (Cruze et al. 2019).
 
Decidimos no incluir la motivación en esta revisión, ya que, si bien es cierto que la motivación y las emociones están relacionadas, creemos que son diferenciables. Sin embargo, reconocemos que los cambios en los estados emocionales pueden dar lugar a cambios motivacionales, del mismo modo que los cambios motivacionales pueden dar lugar a cambios en los estados emocionales. Así pues, podría ser fructuoso que las futuras investigaciones explorasen hasta qué punto se ha estudiado la motivación en los reptiles.
 
6. CONCLUSIONES
 
La literatura científica nos revela que la capacidad de los reptiles para sentir dolor, estrés, miedo y ansiedad está aceptada y es empleada en los estudios científicos. No obstante, dada la forma en que a veces se maltrata a los reptiles (Warwick et al. 2018), y dada la aceptación general del sufrimiento potencial y las altas tasas de mortalidad que genera el comercio de mascotas (Ashly et al. 2014), es probable que esta evidencia no siempre llegue a quienes cuidan a los reptiles cautivos (Whitehead y Certsam 2018), o que sus juicios se vean nublados por su antigua percepción de estos animales (Whitehead y Certsam 2018; Warwick 2014; Warwick et al. 2006). Además, dado lo diferentes que son las adaptaciones fisiológicas y conductuales al dolor y el sufrimiento que se observan en los reptiles, reconocer los cambios en el comportamiento normal puede ser un desafío (Mosley 2006). Las investigaciones sobre la sintiencia de los reptiles deben continuar creciendo y, lo que es más importante, los hallazgos deben trascender la comunidad científica y alcanzar al público general. La ciencia de la sintiencia puede ser empleada para lograr el compromiso del público con las especies y los problemas de bienestar a que se enfrentan (Proctor 2012; Bekoff 2005). Al mostrar la compleja capacidad sintiente de los reptiles, la ciencia quizá pueda ayudar a colocar a los reptiles junto a las especies mamíferas más populares y demostrar que no sólo son capaces de sufrir, sino también de desarrollar muchas otras experiencias y estados complejos (Proctor et al. 2013; Burghardt 2013; Alba et al. 2017). Si las investigaciones pueden demostrarle al público que estos seres sensibles, pensantes y emocionales tienen un mayor potencial para sufrir bajo unas malas condiciones de cautividad, entonces podría ayudar al desarrollo de iniciativas operativas destinadas a reducir los impactos negativos en el bienestar animal, incluidas mejoras en su cría (Whitehead y Certsam 2018). Esta información puede servir para iniciar programas mejorados de cambio de hábito en el consumidor, cuyo objetivo debería estar puesto en reducir la demanda de mascotas exóticas (Moorhouse et al. 2017).
 
Helen Lambert, Gemma Carder & Neil D’Cruze, 17 octubre de 2019.

NOTA DEL TRADUCTOR
* Los autores parecen haberse equivocado en la cifra. Las palabras clave fueron 168.
 
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Traducción: Igor Sanz


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