RESUMEN
SIMPLE
Los reptiles son
mascotas populares en todo el mundo, aunque sus requisitos de
bienestar en cautividad no siempre se cumplen, debido en parte a una
aparente falta de conciencia sobre sus necesidades. Aquí, buscamos
evidencias y estudios sobre la sintiencia de los reptiles entre una
selección de la literatura científica. Nos servimos de estos
hallazgos para incidir en: (1) que existe una gama diversa de
sentimientos reconocidos entre los reptiles; (2) qué implicaciones
tiene esto para su comercio; y (3) cuál sería la investigación
futura necesaria para ayudar a maximizar su bienestar en cautiverio.
Hallamos 37 estudios que asumían que los reptiles eran capaces de
las siguientes emociones y estados: ansiedad, estrés, angustia,
excitación, miedo, frustración, dolor y sufrimiento. También
encontramos cuatro artículos que exploraban y encontraban evidencias
de la capacidad de los reptiles para sentir placer, emoción y
ansiedad. Estos hallazgos tienen implicaciones directas en cuanto a
cómo se trata a los reptiles en cautividad, ya que una mejor
comprensión de su sensibilidad es fundamental para proporcionarles
la mejor calidad de vida posible.
RESUMEN
Realizamos una
búsqueda entre un catálogo selecto de la literatura científica
para documentar evidencias y estudios sobre la sintiencia de los
reptiles. La intención de esta revisión fue destacar; (1) en qué
medida ha sido documentada la capacidad emocional de los reptiles en
la literatura científica; (2) examinar las implicaciones que estas
evidencias tienen para el comercio de reptiles; y (3) describir qué
investigaciones futuras serían necesarias para maximizar sus
necesidades de bienestar en cautiverio. Utilizamos 168 palabras clave
asociadas con la sintiencia, buscadas en la base de datos de cuatro
revistas y en una revista de libre acceso. Registramos tanto los
estudios que exploraban la sintiencia en los reptiles como aquellos
que la reconocían en sus experimentos. Descubrimos que 37 artículos
asumían la capacidad de los reptiles para las siguientes emociones y
estados: ansiedad, angustia, excitación, miedo, frustración, dolor,
estrés y sufrimiento. También encontramos cuatro artículos que
exploraban y encontraban evidencias de la capacidad de los reptiles
para sentir placer, emoción y ansiedad. Estos hallazgos revelan que los reptiles son considerados capaces de experimentar un amplio
abanico de emociones y estados. Esto tiene implicaciones sobre cómo
se trata a los reptiles en cautividad, ya que una mejor comprensión
podría ayudar a incentivar diferentes iniciativas operativas
destinadas a reducir los impactos negativos en el bienestar animal,
incluidos programas mejorados de cambio de hábito en su cría y
consumo.
1. INTRODUCCIÓN
En general, se
acepta que todos los vertebrados son seres sintientes (Proctor 2012;
Jones 2012), pero la falta de consideración que se demuestra hacia
los reptiles en la legislación y la práctica sugiere que su
capacidad de sentir puede no haber sido del todo comprendida y que,
por lo tanto, su sintiencia no está tan ampliamente aceptada
(Whitehead y Certsam 2018). La actitud hacia las diferentes especies,
así como la convicción en cuanto a su capacidad para sufrir, está
influida por varios factores (Wilkins, McCrae y McBride 2015). Por
ejemplo, se cree que la forma en que las personas perciben la
capacidad sintiente de las diferentes especies está directamente
relacionada con la forma en que difieren filogenéticamente de los
humanos (Whitehead y Certsam 2018; Phillips y McCulloch 2005). Esto,
unido a la falta de familiaridad con ciertos taxones (Morris, Knight
y Lesley 2012), pone a los reptiles en una clara desventaja frente a
especies mamíferas como los perros y los gatos (Warwick 2014). La
actitud hacia la sintiencia de los reptiles resulta de gran
importancia en lo que atañe a su manejo. Si un propietario le
atribuye un grado pequeño o nulo de sensibilidad a su mascota, es
menos probable que se preocupe por su bienestar, ya que no creerá que pueda sentir miedo, dolor o placer, o restará importancia a su
capacidad para sentirlo (Whitehead y Certsam 2018). Ello puede
afectar a la motivación del dueño a la hora de tratar bien al
animal, previniendo los estados negativos y fomentando los positivos.
En consecuencia, muchos dueños de mascotas pueden llegar a ignorar
la posibilidad de estar causándoles un sufrimiento indebido, y es
por ello necesario educar sobre cuál es la capacidad de sufrir de
sus mascotas y cómo satisfacer sus necesidades de bienestar
(Whitehead y Certsam 2018). Las afirmaciones de que los reptiles, a
diferencia de las aves y los mamíferos, no necesitan espacio o no
requieren entornos complejos y que poseen sólo formas básicas de
interacción con sus entornos, han solido usarse para justificar el
mantenimiento de los reptiles en viveros minimalistas y demasiado
pequeños para sus necesidades, donde se ofrece muy poca de la
estimulación positiva que hallarían en su entorno natural, habiendo
sido motor de críticas en el comercio de reptiles (Warwick et
al. 2018).
Los
reptiles son mucho más complejos de lo que creen algunas personas.
Por ejemplo, algunas especies son muy sociales, aunque la
sociabilidad, en general, cada vez está más reconocida en los
reptiles; las opiniones populares en torno a su sedentarismo
conductual son exageradas, y muchas especies manifiestan extensas
áreas de distribución natural, por lo que las disposiciones
espaciales mínimas son implícitamente problemáticas y, en general,
los reptiles pueden ser más conscientes de sus entornos y sus
limitaciones de lo que suponen muchos observadores (Warwick 2014;
Warwick et al.
2018; Doody, Burghardt y Dinets 2013; Halliwell et
al. 2017; Davis et al. 2011; Davis y
Burghardt 2011; Gardner et al. 2016). Así, las impresiones que subestiman la inteligencia de los
reptiles y la complejidad de sus necesidades de bienestar animal
pueden conducir a que padezcan un sufrimiento considerable en
cautividad.
Los reptiles son mascotas populares en todo el
mundo, y su tenencia puede alcanzar cifras de decenas de millones de
animales, si no más (Warwick 2014). No existen números exactos del
comercio de especies exóticas debido a que gran parte de ella es
resultado de la captura ilegal de animales salvajes (Warwick et
al. 2018). Sin embargo, se cree que
entre 2018 y 2019 había alrededor de 1,7 millones de reptiles
mantenidos como mascotas en los hogares del Reino Unido (PFMA Pet
Population 2019). Por su parte, en EE.UU. se estima que entre 2017 y
2018 había 9,4 millones (APPA 2019). La creciente demanda de
reptiles ha llevado a un incremento tanto de las capturas en la
naturaleza como de las operaciones de cría en cautividad, con
implicaciones considerables para el bienestar de los animales
afectados (Grant, Montrose y Wills 2017; Baker et
al. 2018; Toland, Warwick y Arena
2012).
Para ayudar a
maximizar el bienestar de los reptiles en cautividad, se requiere
comprender el panorama de la investigación de su sintiencia, así
como identificar las áreas más sólidas y claras a la par que
aquellas que requieran de una mayor investigación. En esta revisión
hemos tratado de explorar los últimos 20 años (1999-2018) de
literatura científica en torno a la sintiencia de los reptiles. En
concreto, hemos indagado en las bases de datos de cuatro revistas y
en una revista de libre acceso en busca de artículos de
investigación que hayan explorado o asumido la capacidad de sentir
de los reptiles. Para ello, hemos empleado 168 palabras clave, que
describen varios aspectos de la sintiencia. Definimos aquí la
sintiencia como la facultad de un animal de sentir y experimentar
emociones y estados positivos y negativos (Proctor 2012). Estos
sentimientos pueden ir desde estados básicos, aunque importantes,
tales como el dolor y el miedo, hasta emociones más complejas, como
la tristeza y la empatía (Désiré, Boissy y Veissier 2002). Las
emociones son un componente central de la sintiencia, y ocupan la
mayoría de las palabras clave que hemos utilizado (véase la Tabla A1). Las emociones pueden definirse como estados de corta duración
que varían tanto en su valencia positiva y negativa como en el grado
de la excitación asociada (de mayor a menor) (Paul y Mendl 2018). La
personalidad no fue incluida en esta definición de la sintiencia ya
que, si bien la personalidad de un individuo puede afectar a la forma
en que afronta su entorno, la posesión de rasgos de personalidad no
tiene ninguna relación con el hecho de poder o no experimentar
emociones conscientes (Boissy y Erhard 2014; Wemelsfelder 2007).
Los objetivos de
esta revisión fueron (1) evaluar en qué medida figura la sintiencia
de los reptiles en la literatura científica seleccionada, (2)
evaluar en qué aspectos y taxones se ha estudiado la sintiencia de
los reptiles, y (3) sugerir recomendaciones para futuras
investigaciones al respecto.
2. MÉTODOS
La revisión de
la literatura se realizó en dos etapas. En la primera, buscamos
entre la literatura evidencias de sintiencia. En la segunda, buscamos
entre las publicaciones identificadas en la fase uno estudios
genéricos de reptiles como fuente de comparación.
2.1.
FASE UNO
2.1.1.
PALABRAS CLAVE
Para buscar
evidencias de sintiencia entre la literatura científica, utilizamos
una lista de 168 palabras clave que hacían referencia a rasgos y
aspectos de la sintiencia animal (Tabla A1). Estas palabras clave
habían sido empleadas con anterioridad en una revisión de las
investigaciones en torno a la sintiencia llevada a cabo por Proctor
et al. (2013). Nueve de las palabras clave utilizadas en la revisión de
2013 se consideraron inapropiadas para este estudio, ya que se
centraban en aspectos de la personalidad y la cognición, y no en la
sintiencia, por lo que fueron descartadas.
2.1.2.
LA BUSQUEDA DE LITERATURA
Utilizamos
las palabras clave para buscar en las bases de datos de cuatro
revistas (ScienceDirect, BioOne, Ingenta Connect y MDPI) y en una
revista de libre acceso (PlosOne) las veces en que cada una de las
168 palabras clave aparecía asociada a la palabra "reptil"
en el resumen, el título o las palabras clave, empleando para ello
el operador booleano AND. Dentro de esas bases de datos, buscamos
todos los artículos científicos publicados entre 1999 y 2018.
Elegimos este período por ser un periodo que además de amplio y
reciente se hacía factible a nuestras limitaciones de tiempo.
Buscamos manualmente el texto completo de cada artículo devuelto.
Luego, cada artículo devuelto fue revisado de forma individual a fin
de garantizar que la palabra clave se empleaba en el contexto
adecuado. La palabra clave tenía que referirse al estado emocional
subjetivo del animal. Por ejemplo, "angustia" tenía que
referirse a la angustia emocional y no a la angustia fisiológica. De
este modo, no se incluían referencias a la dificultad respiratoria
que no hiciesen mención alguna a componentes emocionales o al
sufrimiento. Por otro lado, la palabra clave tenía que usarse en
referencia a las especies de reptiles estudiadas en el artículo.
Esto significa que los artículos devueltos debían ser estudios
experimentales que explorasen o asumieran la capacidad de esa especie
para la palabra clave. Por ejemplo, los estudios que exploraban la
capacidad de la especie para la palabra clave "dolor"
podían incluir una exploración sobre si la especie podía o no
sentir dolor. Mientras que los estudios que asumían la capacidad
para el dolor de las especies estudiadas podían estar buscando
signos de dolor en su evaluación de la efectividad de un analgésico.
Si el artículo hacía alusión a la palabra clave sólo en
referencia a los hallazgos de otro estudio y no en relación a la
especie que estudiada, entonces no se incluía como resultado. Para
cada artículo arrojado, registramos los siguientes datos:
publicación, año, especie estudiada y si la palabra clave se
exploraba o se asumía.
2.2.
FASE DOS
Para determinar
qué proporción de la literatura en torno a los reptiles
representaba artículos referentes a la sintiencia, exploramos más a
fondo las 17 publicaciones que arrojaron resultados. Buscamos en cada
una de las revistas la palabra "reptil" para determinar
cuántos artículos de investigación general en torno a los reptiles
se habían publicado en total a lo largo del período de estudio
1999-2018. Estas búsquedas se practicaron en el título, el resumen
y las palabras clave del artículo, y se revisó después el título
o el resumen para comprobar que el artículo en cuestión estaba
utilizando en su estudio alguna especie de reptil.
2.2.1.
PRUEBAS DE CONFIABILIDAD ENTRE CALIFICADORES
Los
datos fueron recopilados por dos de los autores, quienes habían
realizado con anterioridad una revisión sistemática similar
utilizando muchas de las mismas palabras clave (Proctor et
al. 2013). Para garantizar la
coherencia, se emplearon las mismas definiciones y las mismas
prácticas que en la revisión anterior (Proctor et
al. 2013). Además, los dos
investigadores realizaron tres pruebas de confiabilidad entre
calificadores antes, durante y después del período de recolección
de datos. Para cada una de estas pruebas, ambos investigadores
revisaron los mismos seis artículos, registrando si la palabra clave
se empleaba de forma adecuada en cada caso y si se presentaba como
explorada o asumida. Cada prueba utilizó tres palabras clave
seleccionadas al azar y una selección diferente de seis artículos.
Los análisis del investigador principal sirvieron como el patrón
plata durante la capacitación y a lo largo de todas las
comparaciones. Las respuestas de los investigadores se compararon
entre sí, y se calculó un porcentaje de acuerdo dividiendo el
número de sus puntuaciones con el número de puntuaciones totales.
Todos las pruebas arrojaron una puntuación de acuerdo del
100%.
2.2.2. COMPARACIÓN CON
LOS DATOS DE LOS MAMÍFEROS
Para
proporcionarles un contexto a los resultados y situar el conocimiento
de la sintiencia de los reptiles en relación con un taxón bien
estudiado, comparamos los resultados con los de una revisión que
exploró la sintiencia de los mamíferos (Proctor et
al. 2013). Aquella revisión de 2013
utilizó 169* palabras clave iguales a las empleadas en esta
revisión, pero se llevó a cabo en un marco de tiempo diferente
(1990–2011), y sólo a partir de la base de datos de dos revistas
(Science Direct e Ingenta Connect).
2.3.
ANÁLISIS DE LOS DATOS
Se
realizaron análisis descriptivos sobre los artículos arrojados.
3. RESULTADOS
De
las 168 palabras clave buscadas, sólo 10 arrojaron resultados
(véanse las Tablas 1 y A2). Estas palabras clave se encontraron en
41 artículos, tres de los cuales presentaban más de una palabra
clave, mientras que el resto de los 38 artículos presentaban sólo
una.
3.1. RESPALDO A LA
SINTIENCIA DE LOS REPTILES
3.1.1.
ARTÍCULOS QUE ASUMÍAN LA SINTIENCIA DE LOS REPTILES
Hubo
ocho rasgos/aspectos diferentes de la sintiencia de los reptiles que
se tomaban por asumidos entre la literatura revisada (conforme a las
ocho palabras clave que arrojaron resultados) (véase la Tabla A2).
Estos eran: ansiedad (tres artículos), angustia (dos artículos),
excitación (un artículo), miedo (tres artículos), frustración (un
artículo), dolor (22 artículos), estrés (cuatro artículos) y
sufrimiento (un artículo). Estas palabras clave fueron halladas en
un total de 37 artículos.
3.1.2.
ARTÍCULOS QUE EXPLORABAN LA SINTIENCIA DE LOS REPTILES
Los
investigadores exploraban las siguientes tres palabras clave
asociadas con la sintiencia entre la literatura revisada: ansiedad,
emoción y placer. La palabra clave emoción se exploraba en dos
artículos diferentes, y las palabras clave ansiedad y placer en un
artículo cada una. Las palabras clave placer y emoción sólo fueron
explotaras, sin asunción de su existencia. Los cuatro artículos
hallaban con éxito evidencias de la capacidad de ansiedad, emoción
y placer en las especies de reptiles estudiadas, salvo en el caso de
un estudio que encontró evidencias de ansiedad en las tortugas de
patas rojas pero sólo tentativas de hallazgos en los dragones
barbudos (véase la Tabla 1). La Tabla 1 proporciona un resumen del
modo en que cada uno de los artículos arrojados empleaba la palabra
clave.
Tabla 1. Artículos encontrados que explotaran la sintiencia de los reptiles, y un resumen de sus hallazgos. | ||||
Artículo | Palabra clave | Resumen del uso de la palabra clave | ||
Cabanac, A.; Cabanac, M. (2000). Heart rate response to gentle handling of frog and lizard. Behav. Process., 52(2-3), 89–95. | Emoción | Se manipularon iguanas verdes (Iguana iguana) para ver si mostraban un incremento en la frecuencia cardíaca, indicativo de fiebre emocional y presencia de emociones. Descubrieron que las iguanas verdes tienen una respuesta emocional al estrés de la manipulación. | ||
Cabanac, M.; Bernieri, C. (2000). Behavioral rise in body temperature and tachycardia by handling of a turtle (Clemmys insculpta). Behav. Process., 49(2), 61–68. | Emoción | Se manipularon tortugas (Clemmys insculpta) para ver si mostraban un incremento en la frecuencia cardíaca, indicativo de fiebre emocional y presencia de emociones. La fiebre por estrés y la taquicardia provocadas en las tortugas se tomaron como signos de emoción. | ||
Paradis, S.; Cabanac, M. (2004). Flavor aversion learning induced by lithium chloride in reptiles but not in amphibians. Behav. Process., 67(1), 11–18. | Placer | Este artículo buscó aprendizaje de aversión al sabor en varias especies de reptiles (Basiliscus vitattus, B. basiliscus, Eumeces schneideri, Mabuya multifasciata). Se descubrió que todos los reptiles mostraban un aprendizaje de aversión al sabor y se interpretó como un posible indicador de que los reptiles pueden experimentar placer sensorial. | ||
Moszuti, S.A.; Wilkinson, A.; Burman, O.H.P. (2017). Response to novelty as an indicator of reptile welfare. Appl. Anim. Behav. Sci., 193, 98–103. | Ansiedad | Este artículo investigó las respuestas de las tortugas de patas rojas (Chelonoidis carbonaria) y los dragones barbudos (Pogona vitticeps) frente a una novedad para evaluar paralelismos con la ansiedad. Hallaron respuestas diferentes en las dos especies, y los autores concluyeron que las tortugas de patas rojas mostraban signos de ansiedad en respuesta a un entorno novedoso, mientras que las respuestas de los dragones barbudos requerían una mayor investigación. |
3.2.
COMPARACIÓN CON LOS MAMÍFEROS
Comparamos
el número de palabras clave que arrojaron resultados con el de una
revisión similar realizada con mamíferos (Tabla 2) (Proctor et
al. 2013). De las 168 palabras clave
utilizadas en ambos estudios, la revisión de 2013 obtuvo 35 palabras
clave que arrojaron resultados, mientras que la revisión presente
sobre los reptiles arrojó 10. Todas las palabras clave que arrojaron
resultados en el caso de los reptiles también arrojaron resultados
en el caso de los mamíferos.
La revisión de
2013 encontró que el 74% de los artículos sobre los mamíferos
surgieron a partir de sólo cinco palabras clave principales: miedo,
estrés, dolor, ansiedad y depresión. Cuatro de estas cinco palabras
coinciden con las cinco palabras clave principales de la revisión
presente en torno a los reptiles, aunque en un orden ligeramente
diferente: dolor, estrés y ansiedad (compartiendo el segundo lugar)
y miedo (Tabla 2).
Tabla 2. El número de resultados devueltos con éxito para las palabras clave buscadas en relación a los reptiles (estudio presente) y los mamíferos de una revisión anterior realizada en torno al periodo 1990-2011 (Proctor et al. 2013). Las entradas resaltadas corresponden a las palabras clave que arrojaron resultados tanto para los mamíferos como para los reptiles. | ||||
Palabra clave | Número de arrojados: reptiles | Número de arrojados: mamíferos | ||
Explorado | Asumido | Explorado | Asumido | |
Estado afectivo | 0 | 0 | 0 | 51 |
Agitación | 0 | 0 | 0 | 13 |
Altrismo | 0 | 0 | 3 | 4 |
Ira | 0 | 0 | 0 | 2 |
Molestia | 0 | 0 | 0 | 1 |
Espectación | 0 | 0 | 0 | 38 |
Ansiedad | 1 | 3 | 0 | 267 |
Aprensión | 0 | 0 | 0 | 2 |
Agitación (emocional) | 0 | 0 | 0 | 5 |
Aburrimiento | 0 | 0 | 0 | 4 |
Satisfacción | 0 | 0 | 0 | 1 |
Depresión | 0 | 0 | 0 | 222 |
Desesperación | 0 | 0 | 0 | 73 |
Disgusto | 0 | 0 | 0 | 2 |
Aversión | 0 | 0 | 0 | 1 |
Malestar | 0 | 2 | 3 | 53 |
Anhelo | 0 | 0 | 0 | 1 |
Emoción | 2 | 0 | 0 | 16 |
Excitación | 0 | 1 | 0 | 5 |
Miedo | 0 | 3 | 0 | 635 |
Frustración | 0 | 1 | 0 | 24 |
Impotencia | 0 | 0 | 0 | 98 |
Hostilidad | 0 | 0 | 0 | 1 |
Alegría | 0 | 0 | 0 | 1 |
Nerviosismo | 0 | 0 | 0 | 5 |
Optimismo | 0 | 0 | 1 | 0 |
Dolor | 0 | 22 | 2 | 303 |
Pánico | 0 | 0 | 0 | 43 |
Juego | 0 | 0 | 0 | 60 |
Placer | 1 | 0 | 0 | 1 |
Estrés | 0 | 4 | 0 | 607 |
Sufrimiento | 0 | 1 | 0 | 15 |
Tensión | 0 | 0 | 0 | 3 |
TOTAL | 4 | 37 | 15 | 2.559 |
3.3. ESPECIES
DE REPTILES ESTUDIADAS
Se
estudiaban un total de 50 especies de reptiles en los artículos
arrojados, lo que representa el 0,46% de las 10.793 especies de
reptiles identificadas en la actualidad (Uetz, Freed y Hošek 2019).
En general, el más común orden de reptiles estudiado fue el orden
Squamata (80%), seguido de Testudines (14%) y Crocodilia (6%). El
cuarto orden de reptiles, Sphenodontia, no tuvo representación, pero
era algo previsible dado que este orden sólo está compuesto por dos
especies. Veintidós familias de reptiles estaban incluidas en la
muestra del estudio, y las cinco principales fueron: Scincidae (ocho
especies), Gekkonidae (siete especies), Lacertidae (cinco especies),
Colubridae (cuatro especies) y Emydidae (tres especies). Las palabras
clave sobre la sintiencia se asumían en 46 especies diferentes y se
explotaban en otras ocho especies distintas (véase la Tabla 3).
Tabla 3. Especies estudiadas en cada uno de los artículos arrojados. Las especies que aparecen en más de un artículo en respuesta a la misma palabra clave están marcadas. | ||||||
Palabra clave | ¿Explorado o asumido? | Especies estudiadas | ||||
Ansiedad | Asumido | Lagarto del desierto (Eremias argus); Jicotea elegante (Trachemys scripta elegans); Lagartija roquera (Podarcis muralis) | ||||
Ansiedad | Explorado | Dragón barbudo (Pogona vitticeps); Tortuga de patas rojas (Chelonoidis carbonarius) | ||||
Angustia | Asumido | Culebra ratonera (Pantherophis bairdi); Serpiente negra (Pantherophis obsoletus); Geco del desierto (Stenodactylus petrii); Lagarto de cristal (Ophisaurus ventralis); Serpiente hocico de cerdo (Heterodon platirhinos); Culebra jarretera (Thamnophis sauritus); Lagarto de Burtón (Lialis burtonis); Anolis verde (Anolis carolinensis); Eslizón gusano (Isopachys gyldenstolpei); Geco cola de hoja (Uroplatus guentheri); Geco de casco (Tarentola chazaliae); Geco de cola plana de Henkel (Uroplatus henkeli); Lagarto de cola rizada de La Española (Leiocephalus personatus mentalis); Geco leopardo (Eublepharis macularius); Encinela roquera (Scincella lateralis); Geco palmipedo (Pachydactylus rangei); Eslizón ocelado (Chalcides ocellatus); Escinco rugoso (Tiliqua rugosa); Lagarto de cola rizada (Leiocephalus eremitus); Lagarto cabeza de gusano (Leposternon microcephalum); Anfisbena hocico de cuña (Geocalamus acutus); Lagarto cornudo (Phrynosoma cornutum) | ||||
Emoción | Explorado | Iguana verde (Iguana iguana); Galápago de bosque (Glyptemys insculpta) | ||||
Excitación | Asumido | Iguana verde (Iguana iguana) | ||||
Miedo | Asumido | Basilisco marrón (Basiliscus vittatus); Basilisco común (Basiliscus basiliscus); Lagarto gigante de El Hierro (Gallotia simonyi); Lagartija ibérica (Podarcis hispanicus); Eslizón norteño (Plestiodon multivirgatus); Escinco naranja (Eumeces schneideri) | ||||
Frustración | Asumido | Pitón real (Python regius) | ||||
Dolor | Asumido | Aligator americano (Alligator mississippiensis); Cocodrilo australiano de agua dulce (Crocodylus johnsoni); Pitón real (Python regius); Dragón barbudo (Pogona vitticeps); Cocodrilo marino (Crocodylus porosus) (x2); Tortuga boba papuana (Carettochelys insculpta); Lagarto tizón (Gallotia galloti); Iguana verde (Iguana iguana); Lagarto verde occidental (Lacerta bilineata); Tortuga rusa (Testudo horsfieldii); Tortuga boba (Caretta caretta) (x3); Tortuga del río Murray (Emydura macquarii); Galápago de Florida (Trachemys scripta elegans) (x3); Cascabel de los bosques (Crotalus horridus); Pitón de Ramsay (Aspidites ramsayi); Tortuga de orejas amarillas (Trachemys scripta scripta) (x2) | ||||
Placer | Explorado | Basilisco marrón (Basiliscus vittatus); Basilisco común (Basiliscus basiliscus); Eslizón norteño (Plestiodon multivirgatus); Escinco naranja (Eumeces schneideri) | ||||
Estrés | Asumido | Anolis verde (Anolis carolinensis); Escinco de lengua azul (Tiliqua scincoides scincoides); Basilisco marrón (Basiliscus vittatus); Basilisco común (Basiliscus basiliscus); Eslizón norteño (Plestiodon multivirgatus); Escinco naranja (Eumeces schneideri); Galápago de bosque (Glyptemys insculpta) | ||||
Sufrimiento | Asumido | Geco japonés (Gekko japonicus) |
50
especies tenían al menos una representación entre las 64 menciones
de la literatura revisada. Las especies mencionadas en más de una
ocasión en diferentes artículos se muestran en la Tabla 4.
Tabla 4. Especies que se estudiaron en más de un artículo. | ||||||
Especies | Número de artículos científicos en los que se estudió la especie. | |||||
Galápago de Florida (Trachemys scripta elegans) | 3 | |||||
Dragón barbudo (Pogona vitticeps) Iguana verde (Iguana iguana) Tortuga boba (Caretta caretta) Cocodrilo marino (Crocodylus porosus) |
2 2 3 2 |
|||||
Pitón real (Python regius) Anolis verde (Anolis carolinensis) |
2 2 |
|||||
Tortuga de orejas amarillas (Trachemys scripta scripta) Galápago de bosque (Glyptemys insculpta) |
2 2 |
3.4.
AÑOS DE LAS PUBLICACIONES
Buscamos
artículos publicados entre 1999 y 2018, y el número de artículos
publicados cada año se puede ver en la Figura 1. La cifra de
artículos arrojados para las palabras clave revela un ligero auge en
los últimos años, aunque la Figura 1 demuestra lo inestabilidad de
ese aumento.
3.5. FUENTES
CIENTÍFICAS
Todos los artículos
arrojados provienen de 17 publicaciones individuales de cinco fuentes
diferentes (ScienceDirect, BioOne, Ingenta Connect, MDPI y PlosOne).
También calculamos cuántos artículos de investigación sobre
reptiles en general se habían publicado en cada una de estas
revistas entre 1999 y 2018. La comparativa de estos hallazgos se
puede ver en la Figura 2.
4.
DISCUSIÓN
La ciencia de la
sintiencia animal es aún relativamente nueva, y la atención que la
literatura publicada le dedica a este terreno está aumentando sin
cesar (Proctor et al.
2013). Sin embargo, esta revisión ha demostrado la aceptación de
varios aspectos de la sintiencia de los reptiles en la literatura
científica publicada recientemente, además de haber aparecido en
numerosas ocasiones como parte de algún uso experimental. En esta
revisión, hallamos entre la literatura científica la asunción de
la capacidad de los reptiles para al menos ocho aspectos diferentes
de la sintiencia: ansiedad, angustia, excitación, miedo,
frustración, dolor, estrés y sufrimiento. Además, cuatro estudios
también exploraban y encontraban evidencias de ansiedad, emoción y
placer en los reptiles. Sin embargo, la sintiencia no es un área de
atención destacada entre la literatura científica publicada en
relación a los reptiles. En las fuentes revisadas, encontramos 17
publicaciones que asumían o exploraban la sintiencia de los reptiles
en los 20 años del período de estudios. Los artículos sobre la
sintiencia apenas representaban una pequeña porción de los
artículos de investigación general que estas revistas publicaban en
torno a los reptiles. Esto significa que la mayoría de los estudios
que utilizan reptiles no inciden en su capacidad de sentir. Por
supuesto, la sintiencia sería irrelevante para muchos de estos
artículos, estando fuera del alcance de esta revisión investigar en
qué se centraba cada una de estas investigaciones. Sin embargo, el
hecho de que la gran mayoría de los estudios sobre reptiles no
mencione ninguna de las 168 palabras clave relacionadas con la
sintiencia resulta un indicador potencial de la falta de preocupación
por el bienestar psicológico de estos animales. En particular si
consideramos la relevancia de ciertas palabras clave (por ejemplo,
dolor y estrés) en muchos usos experimentales.
Existe ya un
sesgo reconocido hacia los mamíferos que se ha revelado persistente
a lo largo de los últimos 30 años o más (Proctor et
al. 2013). Esto ha significado que
taxones como el de los reptiles, que no tienen tanta importancia en
los laboratorios, las granjas o la esfera de interés público,
no hayan recibido la atención científica que merecen. Los humanos
nos sentimos naturalmente atraídos hacia los otros mamíferos, y
estamos más facultados para empatizar y aceptar la sintiencia de las
especies mamíferas que la de otros taxones, principalmente debido a
nuestra familiaridad con ellas y a las similitudes conductuales y
fisiológicas (Wilkins, McCrae y McBride 2015; Morris, Knight y
Lesley 2012; Proctor et al.
2013). Estas tendencias antropocéntricas se aplican sobre todos los
taxones no-mamíferos. La "sangre fría" de los peces, por
ejemplo, ha sido usada de ordinario como una razón para dudar de su
capacidad para sentir dolor y otras experiencias subjetivas
(Yue-Cottee y Cottee 2012). Sin embargo, tales diferencias
fisiológicas o metabólicas no están relacionadas con la capacidad
de un animal para tener estados subjetivos, ni tienen cabida a la
hora de considerar su bienestar y aceptar su sintiencia. En lugar de
ello, deberíamos estar aplicando un antropomorfismo crítico en lo
que atañe a la investigación con animales. El antropomorfismo
acrítico es inútil y puede ser perjudicial, ya que se pueden
malinterpretar los comportamientos y necesidades de los animales y
correr el riesgo de debilitar el campo científico de la sintiencia
(Proctor 2012; Morton, Burghardt y Smith 1990). Sin embargo, el
antropomorfismo crítico utiliza de manera efectiva nuestras
intuiciones y empatías innatas, junto con las evidencias objetivas y
el conocimiento tanto de los animales individuales como de sus
especies, para sacar conclusiones sobre la sintiencia y orientar las
iniciativas de investigación (Morton, Burghardt y Smith 1990;
Burghardt 1991; Karlsson 2012).
En los artículos arrojados figuraban
50 especies de reptiles, lo que representa menos del 1% de
las 10.793 especies conocidas y apenas una fracción de las 550 o más
especies de reptiles que se cree que se comercializan a nivel
internacional (Warwick et al.
2018; Uetz, Freed y Hošek
2019). Aunque esto sugiere que la
literatura sobre la sintiencia no hace una representación justa de
los reptiles, no se trata de algo exclusivo de este grupo taxonómico,
ya que las aves, los invertebrados y los peces presentan en este
sentido la misma infrarrepresentación (Proctor et
al. 2013). Por ejemplo, Proctor et
al. encontraron que el 91,89% de las
especies estudiadas en los 2.562 artículos que revisaron pertenecían
a la clase Mammalia (mamíferos), en contraste con el 4,54% dedicado
a las aves, el 3,66% dedicado a los invertebrados y el 1,76% dedicado
a los Actinopterygii (peces óseos). Por contextualizar, la clase
Mammalia la componen 6.495 especies (ASM 2019), el de Aves, alrededor
de 10.000, los invertebrados, aproximadamente 1,3 millones (IUCN
2019), y los Actinopterygii, alrededor de 27.000 (UCL 2019). En la
revisión de 2013, sólo figuraban 79 de las 6.495 especies de
mamíferos posibles, lo que representa el 1,21% de todos los taxones,
por lo que, a pesar de existir un claro sesgo en favor de los
mamíferos, también éstos están poco estudiados en términos de
sintiencia (Proctor et al.
2013; ASM 2019).
4.1.
IMPLICACIONES PARA EL COMERCIO DE REPTILES
¿Cuáles
son las implicaciones de esta revisión y los problemas de la
sintiencia de los reptiles en términos del trato actual de estos
animales en el comercio y la propiedad de mascotas exóticas? Ya se
sabe que la venta comercial de reptiles presenta varios desafíos que
pueden afectar negativamente al bienestar de los animales implicados,
independientemente de si son capturados en la naturaleza o criados en
cautividad. Cuando se capturan en la naturaleza, los individuos
pueden estar expuestos a un manejo físico estresante y lesivo
durante la captura, además de a un posible estrés adicional y a
tasas considerables de mortalidad por el posterior transporte,
almacenamiento y procesamiento (Warwick 2014). Las tasas estimadas de
mortandad en los reptiles durante las capturas en sus medios salvajes
varían entre el 5% y el 100%, y entre el 5% y el 25% durante su cría
en cautividad (Warwick 2014; Ashley et
al. 2014). Según Warwick (2014) es
importante sin embargo tener en cuenta que incluso una tasa de
mortalidad por transporte del 1% afectaría a millones de animales,
dada la magnitud de la industria.
Es posible que la
cría en cautividad no implique los mismos problemas vinculados a las
capturas en la naturaleza, pero los afectados siguen estando sujetos
a condiciones no naturales asociadas con la cría intensiva, el
empaquetado y el transporte (Warwick 2014) que pueden tener un
impacto negativo en su bienestar físico y mental. Por ejemplo, los
investigadores hallaron que el 80% de los invertebrados, anfibios,
reptiles y mamíferos de un importante mayorista de animales exóticos
estaban enfermos, heridos o muertos (Ashley et
al. 2014). Además, cada semana eran
descartados cerca 3.500 animales muertos o moribundos, la mayoría de
los cuales eran reptiles, lo que equivale a una tasa de mortandad del
72% durante una rotación de existencias promedio de 6 semanas
(Ashley et al.
2014). Esta alta tasa de mortandad podría no ser exclusiva de este
mayorista y algunos representantes de la industria la consideran un
estándar (Ashley et al. 2014).
Una vez que llegan a las tiendas de mascotas o a los
hogares, los reptiles reciben entornos muy diferentes de los que
experimentarían en la naturaleza, recibiendo un cuidado
potencialmente equivocado que no satisface sus necesidades básicas
de bienestar (Whitehead y Certsam 2018). Por ejemplo, el hallazgo de
que las iguanas verdes y las tortugas muestran un aumento en la
frecuencia cardíaca aun cuando son manejadas con cuidado y que esto
es un indicativo de estrés emocional (véase la Tabla 1) (Cabanac y
Cabanac 2000; Cabanac y Bernieri 2000), tiene implicaciones para el
cuidado en cautividad de estos animales. Tal estrés no se exhibe por
medio del comportamiento, por lo que la persona promedio que manipula
un lagarto o una tortuga puede no ser consciente del estrés
emocional que le está causando. Los individuos criados en cautiverio
no deben considerarse adaptados a la cautividad, y es común que
manifiesten signos conductuales y físicos de estrés por cautiverio
(Warwick y Steedman 1995).
Tampoco
ha habido demasiada investigación en torno a los efectos de la cría
selectiva en los reptiles, y puede haber considerables implicaciones
para el bienestar en la selección de ciertos rasgos, como los
colores y los patrones. En la pitón real (Python
regius), por ejemplo, la selección del
fenotipo "morfo araña" ha llevado a la acentuación de un
trastorno neurológico hereditario denominado "síndrome de
bamboleo" (Rose y Williams 2014). Esto hace que la cabeza de la
serpiente se tambalee de lado a lado, y en ocasiones hacia atrás y
hacia delante. En una evaluación de los impactos que esta condición
tenía en el bienestar del animal, uno de los artículos que
revisamos discutía cómo ésta condición provoca una frustración
notable en las serpientes a la hora de comer (Rose y Williams 2014).
Esto no sólo implica un reconocimiento de la capacidad de las
serpientes para sufrir mentalmente estados emocionales como la
frustración, sino que también resalta un problema de bienestar
creciente para las pitones reales en relación a un efecto secundario
que por lo común se considera aceptable por parte de los dueños y
criadores de mascotas.
A diferencia de
muchos invertebrados, los reptiles están protegidos por las leyes de
bienestar de todo el mundo, por lo que su capacidad para sufrir está
reconocida a nivel formal (Proctor 2012). Sin embargo, comprender las
facultades de los reptiles en términos de estados emocionales sigue
proporcionando una base útil a la hora de tomar decisiones con
respecto a su bienestar (Proctor et al. 2013). Por ejemplo, los reptiles a menudo parecen "prosperar"
físicamente en malas condiciones, cuando en realidad están
sufriendo de una manera considerable (Warwick 2014). El lento
metabolismo de los reptiles hace que puedan tolerar un bienestar
deficiente durante más tiempo que los mamíferos, pero esto sólo
implica un padecimiento más prolongado (Warwick y Steedman 1995).
Dadas las posibilidades de los reptiles de experimentar un bienestar
deficiente en el transcurso de su comercialización, reconocer su
capacidad de sufrir y sentir dolor, estrés, miedo y otros rasgos
importantes de la sintiencia es crucial para cambiar la perspectiva
en relación a sus necesidades y resaltar cualquier defecto referente
a la legislación y la industria de mascotas exóticas.
4.2.
¿CÓMO PUEDE USARSE ESTA EVIDENCIA PARA MEJORAR EL BIENESTAR DE LOS
REPTILES?
Existen ya evidencias
considerables sobre los impactos negativos en el bienestar de los
reptiles que pueden emplearse para evaluar su bienestar, para
realizar cambios prácticos y para comunicar elecciones éticas con
respecto a su idóneo cautiverio (Warwick 2014). La conducta de los
reptiles sirve para la identificación de enfermedades, lesiones y
estrés tanto como la conducta de los mamíferos (Warwick 2014). Por
ejemplo, uno de los estudios revisados mostraba que los cambios en la
conducta alimenticia en la pitón real (Python
regius) eran un indicador fiable de
dolor, ya que aquellos que lo padecían mostraban una alimentación
tardía (James et
al. 2017).
Por desgracia, los
indicadores conductuales pueden llegar a ser ignorados en el caso de
los reptiles, o no ser interpretados como signos de sufrimiento
(Whitehead y Certsam 2018). Es probable que esta omisión se deba a
la percepción que el observador tiene de la capacidad para sufrir de
los reptiles. Si los observadores contemplaran comportamientos
similares en mamíferos, es presumible que un buen porcentaje de
ellos dedujera sufrimiento y realizase cambios prácticos para
mejorar el bienestar del animal. Sin embargo, es común que el
comportamiento de los reptiles, los peces y los invertebrados sea
juzgado de manera diferente al de los mamíferos, debido a las
percepciones y prejuicios preexistentes (Yue-Cottee y Cottee 2012;
Sherwin 2001; Mather 2011). En general, los reptiles tampoco
despiertan tantas simpatías como los mamíferos, y esto también
puede influir en la manera en que son percibidos (Batt 2009). Por
ejemplo, cuando a un grupo de voluntarios se le pidió que calificara
en una escala de 10 puntos su
simpatía por 40 especies
diferentes, puntuaron a los lagartos con un 5,0 y a las pitones con
un 3,2 (Batt 2009). En contraste, los chimpancés fueron calificados
con un 8,2 y los elefantes con un 7,8. Incluso los propietarios de
reptiles revelan vínculos mucho más débiles con los reptiles que
con otro tipo de animales (Warwick 2014). Se podría argumentar que
tales hallazgos brotan de una subestimación de los reptiles frente a
los mamíferos. Sería interesante explorar qué factores influyen
positivamente en las opiniones de las personas sobre los reptiles.
Mientras tanto, las revisiones objetivas se hacen críticas a fin de
resaltar lo que se sabe de la sintiencia de los reptiles y demostrar
que estos animales son capaces de experimentar emociones. Las
investigaciones que destacan las complejas necesidades de los
reptiles también pueden ser empleadas por aquellos que defienden
mejoras en su bienestar en cautiverio. Por ejemplo, Pasmans et
al. (2017) sugieren necesarios unos
requisitos de desarrollo y mantenimiento de cría específicos de
cada especie para garantizar un bienestar óptimo en los reptiles en
cautividad.
4.3.
LIMITACIONES
Es natural que en
revisiones como ésta puedan perderse algunos artículos.
Seleccionamos cinco fuentes diferentes para cubrir una gran variedad
de artículos y tratar de capturar aquellas fuentes donde era
probable que se hubieran publicado documentos sobre la sintiencia.
Sin embargo, a pesar de la mejor de nuestras voluntades, aún
quedarán artículos que no aparezcan en esta revisión. Esta
revisión sigue proporcionando a pesar de todo una representación
útil de las tendencias actuales de un porcentaje considerable de la
literatura científica, y destaca cuál es el grado de conocimientos
actuales en torno a la sintiencia de los reptiles y cuáles son las
áreas que necesitan una mayor atención.
5. ÁREAS
PARA FUTURAS INVESTIGACIONES
La
sintiencia de los animales nohumanos es un campo relativamente
emergente y en general poco estudiado (Proctor et
al. 2013; Duncan 2006). Buena parte de
la investigación llevada a cabo hasta la fecha se ha realizado sobre
animales de laboratorio y de granja, y, en contraste, ciertos
taxones, como los reptiles, han recibido una atención escasa (De
Vere y Kuczaj 2016). Sin embargo, la ciencia de la sintiencia animal
está creciendo (Proctor et al.
2013), y las investigaciones futuras podrían abordar ciertas lagunas
de nuestro actual conocimiento. Hallamos un ligero aumento en el
número de artículos que discuten la sintiencia de los reptiles en
los últimos años, aunque las cifras son demasiado pequeñas como
para señalar una tendencia definitiva. El número de reptiles
empleados en el comercio internacional de mascotas también aumenta
cada año (PFMA 2019; Baker et al.
2018; Herrel y Meijden 2014), por lo que se requiere más
investigación para estar al día con esta tendencia y abordar las
crecientes implicaciones para el bienestar del comercio y el
mantenimiento de los reptiles
como mascotas.
Esta revisión
encontró que la mayoría de los estudios se centraban en el orden
Squamata (serpientes y lagartos). Esto puede deberse a lo adecuado de
su tamaño, dicho esto en términos de idoneidad como especie de
investigación, dado que también comprende un número
considerablemente mayor de especies que el resto de los órdenes
(Uetz, Freed y Hešek
2019), o porque se cree que son más
populares como mascotas (PFMA 2019). Deberían continuar creciendo
las investigaciones que exploren las facultades sintientes y
cognitivas de Squamata, ya que aún es relativamente poco lo que se
sabe en cuanto a sus vidas emocionales. Otros grupos taxonómicos de
reptiles también requieren una mayor atención científica. Por
ejemplo, la Tabla 4 refleja que sólo nueve de las 50 especies
mencionadas fueron estudiadas en más de una ocasión. Por otro lado,
el orden Testudines sólo representa una quinta parte de las especies
estudiadas, y dado que su comercialización y mantenimiento es
también común (PFMA 2019; D'Cruze et
al. 2015), se hace clara la necesidad
de ampliar las investigaciones en torno a su sintiencia.
La
ciencia de la conciencia y el bienestar animal tiende a centrarse en
los estados negativos, como el dolor y el miedo, ya que son más
urgentes en lo que respecta a proporcionar un bienestar adecuado y
garantizar que los animales no sufran en exceso (Balcombe 2009;
Proctor y Carder 2014). Queda mucho todavía por saber acerca de la
capacidad de los reptiles para experimentar estados negativos y su
relevancia, por lo que es un área que debería continuar siendo
explorada. Sin embargo, la investigación futura debería tratar de
abordar la falta de conocimientos acerca de la facultad de las
distintas especies de reptiles para experimentar emociones positivas,
así como la importancia de éstas para su bienestar. Un animal sólo
puede tener un bienestar correcto, o aun adecuado, si las emociones y
experiencias negativas se minimizan y se fomentan los estados
positivos (Mellor 2015). Por ello, debería ser una prioridad para
las futuras investigaciones comprender qué estados positivos son más
relevantes para los reptiles y cómo pueden fomentarse. Esta revisión
ha descubierto una falta notable de conocimientos en torno a los
estados positivos de los reptiles. Esto era hasta cierto punto
previsible, sobre todo teniendo en cuenta el escaso número de
artículos existentes en relación a la sintiencia de los reptiles.
No obstante, el desequilibrio debe ser un tema a tener en cuenta por
las futuras investigaciones.
La palabra clave
"juego" fue una de las palabras clave positivas buscadas en
esta revisión que no arrojaran resultado alguno. Sin embargo,
existen evidencias de juego en los reptiles, por lo que la falta de
artículos devueltos puede deberse a las fuentes buscadas o al uso
del término de búsqueda "reptiles" en lugar de a una
ausencia de literatura. Se sabe que los reptiles practican varios
tipos de comportamientos lúdicos, desde interactuar con objetos
hasta jugar al tira y afloja y distintas formas de juegos acuáticos
(Burghardt 2015; Burghardt 2013). Por ejemplo, Dinets observó que
varias especies de cocodrilos gustaban de jugar en el agua con unas
flores de color rosado y que mostraban una particular preferencia por
los objetos pequeños y rosados, mientras que ignoraban otros objetos
a su disposición (Dinets 2015). Otros han observado a los cocodrilos
cautivos jugando con los bloques de cemento de que estaban provistos
sus recintos (Augistine, Miller y Burghardt 2015). Sin embargo, es
posible que a menudo se pasen por alto las conductas lúdicas en los
reptiles debido a que sus movimientos y comportamientos son mucho más
lentos que aquellos a los que estamos acostumbrados y a que pasan
largos períodos de inactividad (Dinets 2015; Burghardt, Ward y
Rosscoe 1996). Por ejemplo, en su revisión del comportamiento lúdico
en peces, ranas y reptiles, Burghardt menciona cómo el juego de los
dragones de Komodo se asemeja al juego de los perros cuando se filma
y acelera la filmación (Burghardt 2015). En consecuencia, sugerimos
que las revisiones futuras utilicen un lenguaje más amplio en
relación al juego y a los términos taxonómicos referentes a los
reptiles (por ejemplo, cocodrilos) a la hora de ampliar la
explotación de este terreno.
En esta revisión
decidimos centrar nuestros esfuerzos en el campo de la sintiencia.
Sin embargo, las habilidades cognitivas de los reptiles están muy
poco representadas también en la literatura científica (Burghardt
2013). La cognición se puede definir como la forma en que los
animales perciben, procesan y retienen la información, así como a
la manera en que responden frente a dicha información (Shettleworth
2001). Bajo esta definición, se incluyen dentro de los procesos
cognitivos el aprendizaje, la percepción, la memoria y la toma de
decisiones. Consideramos la cognición como una entidad separada de
la sintiencia, ya que, en última instancia, la inteligencia de un
animal no tiene relación con su capacidad para sufrir (Dawkins
2001). Reconocemos que la facultad cognitiva de un animal puede
influir en la forma de afrontar su entorno, pero el grado de
cognición es irrelevante en cuanto a saber si un animal puede o no
sufrir (Proctor 2012). Las revisiones futuras deberían considerar el
estudio de las habilidades cognitivas de los reptiles, ya que
resaltar las capacidades tanto emocionales como cognitivas de un
animal puede ser parte integral de su experiencia en cautiverio. Esto
es particularmente importante en el caso de los reptiles, dado que el
público en general suele percibir a este grupo taxonómico como a un
grupo de seres irreflexivos e insensibles (Whitehead y Certsam 2018).
La investigación adicional debería
continuar explorando de qué son capaces los reptiles, tanto a nivel
emocional como cognitivo. Los estudios futuros también deberían ser
ecológicamente competentes y reproducir los estilos de vida que las
especies en cuestión experimentan en sus medios naturales. Dicha
información podría ser muy valiosa en lo que atañe a su bienestar.
Por ejemplo, los reptiles que vivan en condiciones cautivas podrían
beneficiarse de un ambiente rico en estímulos cognitivos (Burghardt
2013). Comprender su inteligencia también sería útil para mostrar
a estos animales como seres que piensan, sienten e importan, en lugar
de como seres automáticos e indiferentes al maltrato. Por ejemplo,
un estudio halló que una demostración sobre las investigaciones en
torno a la cognición de las tortugas había mejorado tanto la
interacción de los visitantes de un zoológico como la relación de
los cuidadores con los animales (Alba et
al. 2017). Alba et
al. descubrieron que la demostración
había aumentado el tiempo que los visitantes del zoológico pasaban
en el recinto donde se exhibía a las tortugas de caja orientales
(Terrapene carolina carolina),
lo que incrementaba a su vez las posibilidades de aprender sobre
estos animales y comprender lo compleja que es la especie. Además,
los cuidadores reportaron vínculos más fuertes con las tortugas
como resultado de haber participado en las sesiones de investigación.
Estos hallazgos son importantes, ya que un vínculo más estrecho con
un animal y una mayor comprensión de sus estados mentales pueden
conducir a su mejor trato y bienestar (Whitehead y Certsam 2018).
Además, la demostración parecía representar una observación
indirecta de las tortugas, por lo que éstas no fueron sometidas a
una manipulación innecesaria y estresante, tal y como suele ocurrir
en muchas de las interacciones entre animales y visitantes de
zoológicos (Cruze et al.
2019).
Decidimos no
incluir la motivación en esta revisión, ya que, si bien es cierto
que la motivación y las emociones están relacionadas, creemos que
son diferenciables. Sin embargo, reconocemos que los cambios en los
estados emocionales pueden dar lugar a cambios motivacionales, del
mismo modo que los cambios motivacionales pueden dar lugar a cambios
en los estados emocionales. Así pues, podría ser fructuoso que las
futuras investigaciones explorasen hasta qué punto se ha estudiado
la motivación en los reptiles.
6.
CONCLUSIONES
La literatura
científica nos revela que la capacidad de los reptiles para sentir
dolor, estrés, miedo y ansiedad está aceptada y es empleada en los
estudios científicos. No obstante, dada la forma en que a veces se
maltrata a los reptiles (Warwick et al.
2018), y dada la aceptación general del sufrimiento potencial y las
altas tasas de mortalidad que genera el comercio de mascotas (Ashly
et al.
2014), es probable que esta evidencia no siempre llegue a quienes
cuidan a los reptiles cautivos (Whitehead y Certsam 2018), o que sus
juicios se vean nublados por su antigua percepción de estos animales
(Whitehead y Certsam 2018; Warwick 2014; Warwick et
al. 2006). Además, dado lo diferentes
que son las adaptaciones fisiológicas y conductuales al dolor y el
sufrimiento que se observan en los reptiles, reconocer los cambios en
el comportamiento normal puede ser un desafío (Mosley 2006). Las
investigaciones sobre la sintiencia de los reptiles deben continuar
creciendo y, lo que es más importante, los hallazgos deben
trascender la comunidad científica y alcanzar al público general.
La ciencia de la sintiencia puede ser empleada para lograr el
compromiso del público con las especies y los problemas de bienestar
a que se enfrentan (Proctor 2012; Bekoff 2005). Al mostrar la
compleja capacidad sintiente de los reptiles, la ciencia quizá pueda
ayudar a colocar a los reptiles junto a las especies mamíferas más
populares y demostrar que no sólo son capaces de sufrir, sino
también de desarrollar muchas otras experiencias y estados complejos
(Proctor et al.
2013; Burghardt 2013; Alba et al.
2017). Si las investigaciones pueden demostrarle al público que
estos seres sensibles, pensantes y emocionales tienen un mayor
potencial para sufrir bajo unas malas condiciones de cautividad,
entonces podría ayudar al desarrollo de iniciativas operativas
destinadas a reducir los impactos negativos en el bienestar animal,
incluidas mejoras en su cría (Whitehead y Certsam 2018). Esta
información puede servir para iniciar programas mejorados de cambio
de hábito en el consumidor, cuyo objetivo debería estar puesto en
reducir la demanda de mascotas exóticas (Moorhouse et
al. 2017).
Helen
Lambert, Gemma Carder & Neil D’Cruze, 17 octubre de 2019.
NOTA DEL TRADUCTOR
* Los autores parecen haberse equivocado en la cifra. Las palabras clave fueron 168.
* Los autores parecen haberse equivocado en la cifra. Las palabras clave fueron 168.
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Traducción: Igor Sanz
Texto original: Given the Cold Shoulder: A Review of the Scientific Literature for Evidence of Reptile Sentience
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