¿CÓMO PERCIBEN EL MUNDO LAS
MEDUSAS?
A menudo me he preguntado cómo deben
percibir el mundo la medusas. Una vez, incluso llegué a preguntarle
a un maestro zen si creía que serían conscientes de sí mismas, a
lo que se me quedó mirando sorprendido en plan "tú eres la
experta, ¿cómo esperas que yo lo sepa?". Y es cierto. Como
persona dedicada al estudio de las medusas, probablemente sea una de
las más indicadas para dar una respuesta. Aunque, por supuesto, hay
gente que sabe mucho más que yo sobre cómo perciben y procesan la
información estos animales (como Richard A. Satterlie y
Nagayasu Nakanishi). Aun así, me pareció que había llegado
el momento de internar comprender cómo se percibe el mundo a través
de una medusa. Hablo de ello en una reciente revisión.
Hay varias pistas importantes que pueden ayudarnos a desentrañar cómo ven el mundo las medusas y si son o no consciente de sus circunstancias internas y externas. En primer lugar, está la extraña forma en que perciben el entorno. Y en segundo lugar, el hecho de que posean dos sistemas nerviosos distintos para procesar esa información.
Hay varias pistas importantes que pueden ayudarnos a desentrañar cómo ven el mundo las medusas y si son o no consciente de sus circunstancias internas y externas. En primer lugar, está la extraña forma en que perciben el entorno. Y en segundo lugar, el hecho de que posean dos sistemas nerviosos distintos para procesar esa información.
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Foto de un ropalio (estructura en forma
de dedo en el centro de la "orquídea". Fotografía de
Alexander Semenov.
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La percepción del mundo de una medusa está en buena medida sujeta a unas estructuras sensoriales especializadas en las que se combinan el ojo, el oído medio, el cerebelo y, posiblemente, la nariz, todo en un mismo sitio. Estas pequeñas estructuras cuelgan de los márgenes de la campana a modo de pendientes, y se denominan "ropalios". Cada ropalio presenta forma digital y tiene una punta repleta de cristales microscópicos. Estos cristales ayudan a las medusas a percibir el arriba y el abajo y orientarse en la dirección de la gravedad, de forma similar a como lo hace nuestro oído interno. También tienen una pequeña mancha de pigmento que probablemente proporciona a la medusa una percepción básica de la luz y de la oscuridad. Por ahora tenemos a un animal que sabe hacía dónde apuntar y que puede ver la luz y la oscuridad de un modo un tanto tosco. Luego tenemos algunas estructuras misteriosas, como el pequeño armazón en forma de gorro que rodea la parte superior de los ropalios y que actúa quizá a modo de nariz, ayudando a las medusas a percibir las sustancias químicas del agua, aunque esto no se sabe con seguridad. Cada ropalio hace a su vez las veces de un marcapasos, pertimitiendo a las medusas coordinar sus movimientos, de forma similar a como nuestro ceberelo lo hace con nosotros. Las neuronas de los ropalios comunican toda esta información al resto del sistema nervioso, que está dividido en dos partes.
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Fotografía de Alexander Semenov. |
El primer sistema nervioso es la "red nerviosa grande". ¿Por qué grande? Bueno, las células nerviosas que la componen son ENORMES. Verán, las medusas no cuentan con el tipo especializado de células gliales (oligodendrocitos) con que cuentan los humanos y muchos otros animales en abundancia. En muchos animales, estas células envuelven las neuronas aumentando su capacidad de conducción, como si envolvieran un cable para protegerlo y blindarlo. Así, las neuronas humanas no necesitan ser muy grandes para lograr una gran potencia. Las medusas, en cambio, al no contar con estas células gliales, necesitan que sus neuronas sean enormes para poder conducir mucha información con rapidez. La "red nerviosa grande" se halla alrededor del músculo que cubre la parte inferior de la medusa, y lo que hace este sistema nervioso es básicamente coordinar la pulsación, convirtiendo así a todo el animal en una suerte de gran corazón latente.
La segunda red nerviosa es la "red nerviosa pequeña". En las imágenes se la puede apreciar en tres especies diferentes. Esta red nerviosa me parece realmente fascinante, ya que coordina todos los comportamientos no relacionados con la natación. Son comportamientos más sutiles que la pulsación, como, por ejemplo, desplazar la boca de la medusa hacia un único tentáculo a fin de absorber una presa. De alguna manera, esta red nerviosa ayuda a la medusa a saber dónde están las diferentes partes de su cuerpo y a actuar en consecuencia. En otras palabras, ayuda a una parte del cuerpo a ser consciente de las necesidades de otra y responder en consecuencia.
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Imagen extraída del artículo de
Satterlie y Eichinger "Organization of the ectodermal nervous
structures in jellyfish: scyphomedusae".
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Estos sistemas nerviosos también
trabajan juntos, generando una apariencia de conducta y elección.
Por ejemplo, las medusas tienen respuestas de huida: se alejan de las
cosas que las dañan y se acercan a las cosas que les gustan (como la
comida). Algunas cubomedusas tienen incluso comportamientos de
cortejo y apareamiento.
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Fotografía de Alexander Semenov. |
Puede que nunca lo
sepamos. Es difícil entender el mundo a través de otro organismo,
no sólo por la dificultad de estudiar su biología, sino porque sólo
sabemos cómo es ser un ser humano: nuestra imaginación está
limitada a nuestra propia experiencia. Puede que nunca lleguemos a
comprender del todo como percibe el mundo una medusa.
Personalmente, en mi propio laboratorio asumo que las medusas son conscientes (aunque sólo sea de un modo rudimentario) y las trato en consecuencia, aunque quizá nunca pueda llegarlo a demostrar.
Y aunque nunca lleguemos a saber lo que es ser un vagabundo a la deriva (flotando sin cerebro a través de los océanos), aún podemos conceder a estos animales tan extraños y misteriosos el respeto y la reverencia que merecen.
Rebecca R. Helm, 31 de agosto de 2018.
Personalmente, en mi propio laboratorio asumo que las medusas son conscientes (aunque sólo sea de un modo rudimentario) y las trato en consecuencia, aunque quizá nunca pueda llegarlo a demostrar.
Y aunque nunca lleguemos a saber lo que es ser un vagabundo a la deriva (flotando sin cerebro a través de los océanos), aún podemos conceder a estos animales tan extraños y misteriosos el respeto y la reverencia que merecen.
Rebecca R. Helm, 31 de agosto de 2018.
NOTA DEL TRADUCTOR
1 – Otros expertos en medusas (como el
propio Richard A. Satterlie, a quien la autora cita al inicio del
artículo) ponen seriamente en duda que estos animales carezcan en
realidad de un sistema nervioso de tipo centralizado. El lector
interesado en el tema puede consultar este otro enlace.
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Traducción: Igor Sanz
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