lunes, 12 de febrero de 2024

Desafiando nuestra autocomplacencia


«Desgraciadamente, el mundo nunca se hará vegano. El único camino que nos queda es intentar conseguir un trato humanitario para los animales

He escucha con frecuencia distintas versiones de este comentario por parte de veganos convencidos de que «lo mejor que podemos hacer» es apoyar campañas monotemáticas de bienestar animal, por lo que me siento en la obligación de articular una respuesta.

Discrepo respetuosamente con esta creencia miope. Tiempo atrás, se creía que la Tierra era plana, que los humanos no serían capaces de atravesar miles de kilómetros en pocas horas a bordo de grandes tubos voladores (¡con servicios de bebidas y cuartos de baño!), que las mujeres no obtendrían nunca el derecho al voto y que las personas de color serían siempre esclavas de los blancos. Se han dado vuelos espaciales tripulados, aterrizajes lunares y exploraciones interplanetarias, todo ello visto como «imposible» no hace tanto tiempo, y todo ello hecho realidad gracias a gente que creyó en su posibilidad y trabajó hasta materializarla (y todo ello considerado como una gran mentira por algunos, pero esa es otra historia). La autocomplacencia, la desidia y la aceptación ciega de lo inaceptable impiden el progreso real. Dado que apenas nos movemos en la periferia de nuestra propia comprensión, tanto a nivel individual como colectivo, es imperioso que miremos y avancemos en dirección a aquello que puede ser en lugar de fijar la vista en lo que ha sido y quedarnos anclados en el lugar en el que estamos, o peor aún, deslizarnos hacia atrás por una resbaladiza pendiente de regresión. Que los activistas veganos se conformen con recoger la fruta caída al suelo es indicativo de una ambición paupérrima, y tal postura es, o al menos debería ser, inaceptable en el seno de cualquier movimiento de justicia social —especialmente en uno en el que están en juego miles de millones de vidas anuales—.

Aun en el caso de que fuéramos incapaces de desprendernos de la creencia de que el mundo nunca será vegano, ¿de qué modo nos legitima eso, como individuos o como colectivo, a continuar fomentando y apoyando un sistema mundial de opresión y explotación violentas contra el colectivo más vulnerable de nuestra sociedad global: los individuos nohumanos? La respuesta es que no lo hace.

Por desgracia, es bastante probable que los humanos no dejen nunca de violar y asesinar a otros humanos, tal y como han hecho desde el principio de los tiempos, pero no es presumible que nadie vaya a abogar por violaciones «más amables» y asesinatos «más humanitarios» con base en esa terrible probabilidad. Cuando creemos que un comportamiento es moralmente inaceptable, abogamos por su abolición, no por formas «más amables» de perpetuar la misma injusticia. Esto último sólo sirve para que los autores y beneficiarios de la injusticia se sientan mejor a la hora de recoger los frutos de su tiranía voluntaria.

Sepan ustedes esto: cualquier uso de los animales al que se le haya dado la deleitosa etiqueta de «humanitario» e implique cualquier forma de esclavitud que resulte en arrebatarles la vida a esos animales, ha sido deliberadamente distorsionado a través de un aparato propagandístico diseñado para empujar a los consumidores a separarse tanto de su dinero como de su moral. Es, en definitiva, un engaño. Hasta el más bondadoso propietario de esclavos sigue siendo un propietario de esclavos, y la esclavitud siempre está mal. Los únicos que pueden defender lo contrario son quienes se benefician personalmente de la esclavitud. No se aboga por unas condiciones de esclavitud «mejores» —se aboga y se lucha por su fin, porque, como bien señala un dicho que se remonta hasta al menos el siglo XIX, no hay manera correcta de hacer lo incorrecto—.

¿CÓMO PODEMOS CREAR UN MUNDO VEGANO?

Implicarse en una educación vegana abolicionista clara, firme e inequívoca, ya sea a título individual o colectivo, es embarcarse en la tarea de disolver el especismo y fijar el proyecto de tratar a todos los individuos así como queremos que nos traten a nosotros —con equidad, con justicia y con derecho a vivir nuestras vidas con autonomía, libres de la opresión de «otros» con más poder que nosotros—. Eso es mucho más eficaz que todas esas campañas que se afirman pensadas en los intereses de los animales pero cuyo verdadero propósito es servir a intereses propios a través de interminables autopromociones, solicitudes de donativos y extinciones de pequeños incendios que ignoran de forma deliberada la principal fuente de un fuego que lleva siglos calcinando el mundo hasta sus cimientos. Téngase en cuenta lo siguiente:

«La frecuencia e hipérbole de la retórica de los "¡Éxitos!" y las "¡Victorias!" en relación al trato a nuestras víctimas nohumanas es tal, que se asume que el uso de los animales "no es para tanto" y que aquellos que abogan por su fin total son unos exagerados, unos "extremistas" o unos "locos".

Al permitirnos pensar de esta manera, les hacemos el juego tanto a las industrias de la muerte como a muchos colectivos de "bienestar" que se lucran causando, fomentando y apoyando la violencia y el derramamiento de sangre. Nos dejamos hipnotizar por ese discurso de "todo está regulado", "todo se hace de forma humanitaria", "piensa en todas nuestras victorias", "haznos un donativo y sigue como hasta ahora".

Como consecuencia, nos sentimos mucho mejor con respecto a nuestro uso y consumo de individuos sintientes como mercancías y recursos; nos sentimos reconfortados por la tranquilizadora fe de que nuestras donaciones representan todo lo que está en nuestras manos; cualquier amago de inquietud que nuestra conciencia hubiera podido tener se ve inmediatamente apaciguado y silenciado.
» —extraído del blog There's an Elephant in the Room.

Por desgracia, trabajar por la reducción del sufrimiento de los animales en lugar de hacerlo por la supresión de su uso (sello de marca de las organizaciones de bienestar/protección animal) trae consigo un efecto de lo más indeseable: que los no veganos (y que nadie se confunda, esto incluye a los vegetarianos) sigan comiendo, vistiendo y usando animales, sólo que ahora con la conciencia más tranquila y sin ninguna razón ni propósito para renunciar a ello. ¿Por qué habrían de hacerlo cuando, en lugar de ser mostrada honestamente como la injusticia que es, la atrocidad de la ganadería se representa como algo «humanitario» y sus víctimas como «felices»?

BIENESTARISMO = CONCESIÓN

Una vez, escuché a un alcohólico¹ rehabilitado decir que, antes de alcanzar la sobriedad, sus años consumiendo alcohol habían pasado por tres etapas diferentes:

  • Etapa I - Diversión
  • Etapa II - Diversión con consecuencias
  • Etapa III - Sólo consecuencias

Cuando se desea que un ser querido deje de beber, resulta contraproducente ofrecerle la posibilidad de tomar un camino en el que pueda continuar su comportamiento autodestructivo pero mitigando el dolor y el malestar emocional asociado al alcoholismo y gozando de un colchón mullido en el que caer. ¿Por qué habría de dejar la bebida cuando se le está brindando la posibilidad de sentirse bien y no sufrir consecuencias perniciosas? El resultado neto de ese tipo de concesiones es claro: continuación y aumento de los comportamientos alcohólicos.

El bienestarismo es una concesión a gran escala, y las corporaciones de bienestar/protección animal complican en mucho una verdadera e inequívoca defensa del veganismo por medio de unas distorsiones y unos engaños deshonestos y deliberados. El abolicionismo es una interferencia que (a) desafía la autocomplacencia de unos veganos alineados con el bienestarismo y (b) expone la flagrante hipocresía de aquellas corporaciones bienestaristas dedicadas a mentir a todos, veganos y no veganos, por igual.

«¡LOS VEGANOS SE CREEN MUY ESPECIALES!»

Ser vegano no lo hace a uno «especial» —sólo implica que aquellos que viven de un modo vegano no pagan a gente para que dañe y mate a otros en honor de su placer, su comodidad y su conveniencia, cosa que también hacen la mayoría de personas no veganas, excepto cuando las víctimas no son humanas—. En estos casos, el especismo se convierte en una postura predeterminada que empuja a los no veganos a girarse y dar la espalda a sus propios principios éticos y morales en aras de un ejercicio de autocomplacencia.

¿DICES QUERER UNA REVOLUCIÓN VEGANA?

Si queremos un mundo vegano, tenemos que trabajar para lograrlo, y el plan para ello es éste:

Cuanto antes se comprometan los veganos a ofrecerle una educación vegana clara, coherente e inequívoca al público no vegano, antes podremos conseguir aquello que todos deseamos: un mundo vegano. Pensemos en este sencillo cálculo: ahora mismo hay millones de veganos en todo el planeta; si cada una de estas personas lograra que cuando menos una persona abrazase el veganismo, y cada uno de estos nuevos veganos lograra lo mismo con cuando menos una persona más, el número de veganos crecería de un modo exponencial y pronto se alcanzaría un punto de inflexión crítico.

Vive vegano. Educa a otros. Empieza ya mismo.

Keith Berger, 7 de febrero de 2017

NOTA DEL TRADUCTOR
1 La analogía con los personas alcohólicas no es aleatoria. El autor lleva años brindando ayuda profesional a víctimas de drogodependencia y alcoholismo. 
_______________________________________

Traducción: Igor Sanz

Texto original: Challenging Our Complacency

3 comentarios:

  1. Muchas gracias por la traducción de Berger, Igor. El paralelo con el alcoholismo es muy interesante.

    A menudo me pregunto cómo las personas adictas al tabaco, al alcohol u otras sustancias adictivas logran superar sus adicciones.

    Creo, según los testimonios que he recibido, que en general los enfoques graduales no funcionan bien y que los radicales, de un día para otro, funcionan mejor.

    ¿Tienes algún conocimiento sobre este tema? ¿Existen metaanálisis para darnos una opinión definitiva sobre este tema?

    La respuesta a esta pregunta puede resultarnos útil para desacostumbrar a las personas de la creencia especista y a los efectos de hábitos y dependencias que puede conllevar.

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    Respuestas
    1. Hola, Jérémie.

      Un gusto verte por aquí de nuevo.

      Keith tiene textos muy buenos, sí.

      Lo que comentas pertenece al terreno de la psicología y la sociología. Casey Taft tiene buen material a ese respecto. Y así a bote pronto se me ocurren también algunos trabajos relacionados de Peter Preisendörfer, Andreas Diekmann, Corey Wreen, John Thøgersen, Folke Olander o Tom Crompton.

      Un saludo.

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  2. Hola Igor,

    Gracias por tu respuesta.

    Sí, el trabajo de Taft es muy interesante, pero no parece haber visto ninguna informaciones específicas sobre la mejor manera de dejar un hábito. ¿Deberíamos hacerlo gradualmente, reduciendo gradualmente las frecuencias o parando repentinamente y nunca retroceder?

    Por supuesto, sea cual sea la respuesta, siempre deberíamos promover el veganismo y nada menos, pero aun así me parece interesante en el aspecto psicológico (no moral) del cambio de hábitos.

    Gracias por las muchas referencias que me cita.

    Hasta pronto,
    Jérémie

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