El hombre es un animal de
una soberbia casi incorregible. Piensa que no sólo la tierra y todo
lo que hay contenido en ella fueron creados para su propio beneficio,
sino que también el cielo, el sol y, de hecho, todo el universo
conocido fueron diseñados para su interés y bienestar.
El sol brilla para
calentarlo; la tierra produce frutos para alimentarlo; las montañas
contienen metales para servirlo; las minas producen carbón para mover sus máquinas y cocinar sus cenas. Él es la medida de todas
las cosas. Lo que no le interesa, no tiene valor. De aquellas flores
que no deleitan su mirada afirma, en lenguaje práctico, que
"desperdician su dulzura en el aire del desierto".
Si ésta es su
visión de la naturaleza inanimada, al mundo vivo del que está
rodeado no le presta, por supuesto, una consideración más
deferente. Los animales que puede usar fueron, según su perspectiva,
creados a tal fin por la mano benefactora del sumo Hacedor —el
caballo para tirar de sus cargas, la vaca para darle leche, el gato
para matar ratones. Incluso a los animales de los que no puede hacer
empleo directo los considera conectados de alguna forma misteriosa a
su bienestar, ya que, de lo contrario, dice, ¿para qué habrían de
existir? La opinión de aquel joven de Eton que escribió en defensa
de los beagles diciendo que "la liebre por sí sola es un animal
inútil, cuyo único provecho extraible es con fines de ejercicio
humano", es típica de muchos.
El hombre es la cima,
la cúspide de la creación, hacia quien Dios ha estado trabajando
desde el principio de los tiempos; y cuando salga de este mundo
encontrará un cielo especialmente preparado para él, donde nadie
más tendrá cabida, salvo los ángeles, quienes tampoco le serán
superiores, pues se habrá vuelto uno de ellos.
Es un ser
realmente engreído este pigmeo, cuyo conocimiento del universo se
limita a lo que puede aprender o conjeturar a través de unos muy
imperfectos cinco sentidos y un intelecto mísero y subdesarrollado
que siempre lo conduce por el mal camino.
Ernest Bell, 1927.
________________________________________
Traducción: Igor Sanz
Texto original: Superiority in the Lower Animals
Muy interesante el artículo.
ResponderEliminarEsto que dices se llama "Religión" y nadie os va a hacer ni puto caso, la gente pasa de mas religiones e imposiciones, y al veganismo siempre que alguien lo ha nombrado lo consideraban una religión, no es ser troll es la pura verdad.
ResponderEliminar¿"Esto que dices"? Lo que aquí se dice fue escrito hace un siglo. Ni siquiera se menciona el veganismo en todo el texto, pues fue redactado 17 años antes de su nacimiento.
EliminarSí, ya se nota que algunos no prestáis "ni puto caso". Con semejante déficit de atención no me extraña que confundáis el veganismo con cualquier cosa.